CAPÍTULO X
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ra a indemnizarles de !sus penurias i exceso de trabajo,
segun ellos decian.
Y
a era una canonjía que quedaba va–
ca o ya un beneficio, sin que faltase tampoco, cuando la
ocasion se ofrecía cortedad para un obispado. Así, con
motivo de la muerte del obispo Lartaun, escribía Ulloa
al
Consejo: "Suplico a U. S. se acuerde de que le he ser–
vido catorce años en este oficio, y estoy pobre, y fuérza–
me a poner los ojos en ésto el haberme cabido la suerte
en las Indias.
11 20
En cambio, el que pretendía cobrar a Gutierrez de Ulloa
alguna suma cualquiera que creyese lejitimamente debér–
sele, era moleHtado i perseguido.
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. Los mismos empleados del Tribunal no escapaban me–
jor. Cristobal Ruiz Tostado anunciaba al obispo de Cuen–
ca don Gaspar de Quiroga, inquisidor jeneral, que cada
dia en el trato como en su manera de proceder les infería
vejaciones i agravios. "Nos tienen por gente extravagan–
te, y perdida, esclamaba., que por echarnos U. S. de sí di–
cen nos echó acá, y ellos y mas el Fiscal, que entra a la
parte, que nos ha ultrajado
y
n1altratado, diciéndonos que
nos vamos a cavar, que somos gente perdida
y
otras mu–
chas quemazones y ruines palabras;
y
así se ha notado
en esta ciudad muchas cosas, y una de ellas, que el inqui–
sidor Ulloa ha sustentado a don Alonso de Aliaga, mozo
criollo
y
nacido en esta tierra, en la vara desta Inquisi- .
cion, que demas de ser casado, pobre y con muchos hijos,
vive y ha vivido con mas libertad y muy diferentemente
de lo que fuera razon .... y con el favor no hace lo que
debe. Para esto no ha habido remedio, porque, como di–
go, el inquisidor Ulloa hace lo que quiere ... Tambien
hay familiares notoriamente confesos, como es un Luis
García, que ahora es familiar, porque lo quiso él,
y
hacése–
nos agravio a todos en que no se haga la diligencia que a
los demas, porque somos tenidos en poco. Por estas cosas
y
otras tales, tambien ha deseado Ulloa dar la vara a don
Diego de Carvajal, extremeño, por ser de
su
tierra
y
ami-
20.
Carda
de
19
de febrero de
1584.
21. Entre otros, un clérigo que trajo en su servicio llamado Juan de
Llerena. Véase la carta de Cerezuela de
5
de abril de
1580.