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LA INQUISICION DE LIMA
les diese un local mas adecuado, fijándose desde los pri–
meros dias de su llegada en el que ocupaban las casas de
Nicolas de Rivera, el viejo, que por este tiempo era ya
muerto;
i
aunque habjan recojido no poco dinero de las
condenaciones in1puestas, lo habían aplicado en su mayor
parte al pago de sus salarios i otros gastos. Mas, sucedió
que el obispo don frai Pedro de ]a Peña, que, como se
sabe, habia venido a Lima para hallarse en la celebracion
del concilio provincial i en la degradacion de los frailes
que habian sido penitenciados en el auto de
1578,
murió
dejando veinte mil pesos para que en la Inquisicion se
labrase una capilla donde quería que se le' enterrase. En
el acto comenzaron los Inquisidores a practicar las dili–
jencias consiguientes a la recaudacion de este capital; i
despues de varias competencias con los oidores de Quito
que pretendían preferencia para la aplicacion de la suma
legada, se vieron al fin en posesion de ella. Compraron
entónces las casas de Rivera en once nlil setecientos cin–
cuenta pesos ensayados, i otras dos contiguas en cuatro
mil seiscientos cincuenta, pron1etiéndose que con cuatro
o cinco mil mas podrían ·dejar el local en estado de servir
convenientemente para las necesidades del Santo Oficio.
La casa caia a una plaza, en lugar relativamente apartado
j
se hallaba cerca de la Universidad. Para dar espacio a
la sala de audiencia i secreto, se habían demolido algunas
paredes, uy sobre la plaza y cerca de la sala del audiencia
se hará la capilla, a lo que yo pretendo, n1ui buena, cu–
bierta de bóveda de ladrillo y yeso, y acomodado para que
los Inquisidores puedan ir ·a la audiencia, la cual, con el
secreto, está tratado de que se haga de la misma bóveda,
y doce cárceles buenas, cada una de.por sí, sin que pueda
con1unicarse una con otra, con aposento para el alcaide
junto; que la capilla y cárceles
y
aposento de alcaide se
hará en las dos casillas que se tomaron;
y
de la casa gran–
de se ocupa la antesala y audieneia
y
secreto
y
contra-se–
creto, con otra sala de respeto,
y
los demas della que son
dos cuartos buenos, altos,
y
lo demas bajo, servirá de apo–
sento para un inquisidor u dos, secretario
y
portero, que
habrá aposento para todos, separando algunas casas."
Para que todo esto se hiciese con méuos' costo, se habia