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LA INQUISIOION
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LIMA
rrible es el ynfierno. Reprehende el rezar
pater noster·
por quentas y la oracion de rrodillas, y dize que en ello
se ofende a Dios-y dize que ninguno puede hazer bien,
por ser todos sin proveeho, si Dios no lo haze con
él;
dize
mal de las indulgencias y dizen que buscan el perdon de
Roma y no de Dios,
y
que por esto siguen tanto al ante–
xpo.
y
no le quieren conocer por engaño; dize que la ver–
dadera confision es verdadera oracion a Dios, ·y que las
confisiones compuestas por la yglesia romana no agradan
a Dios, y dize que los confesores se atribuyen a sí las lla–
ves del cielo
y
le cierran para mucha gente y ellos mismos
no quieren entrar; dize que no es lícito jurar y que dezir
que el pecado venial se perdona por via de ciertas cosas,
es hipocresía y enbarazo,
y
que esto desea la carne,
y
que
cada uno se perdona a sí; dize que el sobervio Aman es
la Yglesia romana
y
que proveerá Dios que no pueda
hazer siempre sus deseos y Dios dará. libertad a su pue–
blo; dize mal de los frailes
y
hábitos de las religiones y
que no les aprovecha porque se sanctifican a
SÍ
1nismos,
y
reprende las misas, aunque entre ellos los frailes fran–
ciscos son de n1as llaneza; llan1a en muchas partes al papa
e yglesia romana antexpo,
y
dize que tiene mucho deseo
descrevir contra aquél, que es contra Dios
y
contra la
compostura del engaño,
y
que la ley de la Yglesia roma–
na es la ley del antec:risto; dize tan1bien que nuestra Se–
ñora no se a de llamar madre de Dios, porque Dios no
puede tener madre,
y
que no hemos de dezir madre
ele
Dios sino sierva del Señor. .Reprehende la yn'?ocacion e
intercesion de nuestra Señora
y
de los Santos
y
dize que
no conviene llamar a nadie sancto, sino a sola la trinidad,
y
que querer que los otros intercedan por nos'Otros, es de–
cir que Dios no conoce los cora9ones
y
es menester que
otro se lo diga,
y
que se ofende a Dios en poner ynterce–
sores;
y
dize que quando se retruxo, negó a Dios su maes–
tro, como Judas que le vendió, y que quando confesó la
yglesia romana fué por flaqueza,
y
por salir de la eá.rcel
y
que fué obra del demonio;
y
en este discurso dize mu–
chos errores
y
heregías lutheranas, alegando por ellas
muy muchas authoridades del testamento viejo
y
nuebo,
que los hereges suelen traer, que los tiene muy en la me-