CAPÍTULO VIII
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apostólica yglesia romana y al Pontífice della, y que agora
dezia. que siendo yglesia del engaño, la llaman sancta, y
que el letrado le hi9o besar un crucifixo, que son las sub–
tiles obras del antecristo, y que le mandó pedir perdon de
todos aquellos papeles (donde, como dezimos en la primera
relacion, dezia que tenia y creya los errores de Luthero) y
que fué ministro del engaño; y dixo que lo que ayia scrip–
to en un papel que sino hiciese verfladera penitencia que
no pudiese alcanzar la misericordia de Dios, que lo mismo
dezia agora, 1nas no la penitencia como entónces dió a en–
tender;
y
dixo que por miedo negó la ley de su Dios, por
seguir la ley del engaño, que publicamente es tenida por ·
buena, y que la yglesia ro"n1ana es obra e ynbencion del
antexpo. y que en lo que dixo confesándola siguió sus
malas obras, y no lo que Dios m.anda- dize que es ydo–
latría la veneracion de las ymágenes, y que los hombres
adoran las obras de sus propias manos, y dizen que en
ello sirben a Dios, y que los que gobiernan la yglesia ro–
mana conpuesta dizen que estas cosas e ymágenes son
sanctas y no quieren que sepan la gente la declaracion de
estas cosas, porque en sabiéndola veran que es engaño cla–
ro. Torna aquí a negar el purgatorio y el mérito ele las
obras buenas, y que le pesa de aver dicho que por ellas se
merescia quando se reduxo y yba perdido, aunque en la
ley compuesta de la yglesia ron1ana llaman a los tales ga–
nados, y que su conciencia le avisaba que avia hecho mal
en reduzirse y dexarse engañar del de1nonio,-y que es
falso dezir que los que son desta ley del engaño son de
nuestro Señor. Dize ansimismo que el hacer una cruz de
dos palitos cruzados, es invencion del antexpo., con
que lleba a muchos perdidos-niega el sanctíssimo sa–
cramento del altar, y dize que la yglesia ro1nana es–
tá fundada sobre la parte de· barro que tenia la esta–
tua de Naducoclonossor, y que quando no se
caten
caerá y
será clestruyda. Dize mucho · mal del sumo
pontífice y de las yntituciones
y
personas eclesiásti–
cas
y
de sus rentas, de los ayunos y religiones y
de los juezes eclesiásticos-y que no pueden ni les dió
Dios poder para castigar ni matar a nadie, y que quieren
quemar hibos a los que no los obedecen, pero que mas
té-