CAPÍTULO VIII
149
los relijiosos frai Pedro Hernandez i frai Pedro Casco, por
idéntica causa.
Diego de Aguilar, escribano de Arequipa, i' Juan ·velas–
co, por doble n1atrimonio.
Pedro J uarez de Valdes, secretario que habia sido de la
Audiencia de Charcas, por haberse espresado en malos tér–
minos de los funcionarios del Santo Oficio.
Los agustinos frai Francisco de Venera, por cj erta dis–
puta que tuvo en el juego con sus compañe1
1
os, i por algu–
nas proposiciones, el provincial frai Luis Próspero Tinto,
a quien despues de retractadas, en una misa mayor, estan–
do en forma de penitente, se le leyó públicamente su sen–
tencia i abjuró
de
rvehen~ent-i.
1
Alonso Esteban, María de Encio, Pedro de Morales,
frai Luis Qujntero, frai Juan Lobo, Rodrigo de Herrera,
frai Juan de Medina, Pedro Troyano, el n1aestro Paredes
i Juan Serrano, de cuyos procesos daremos cuenta al ha–
blar de la Inquisicion de. Chile.
Había, ademaH, otra porcion de causas en que los reos
estaban n1andados prender, lo que no se habia ejecutado
por falta de cárceles donde ,guardarlos; i no n1énos de
quince contra solicitantes en confesion, que ·se enviaban a
España en consulta.
2
l.
«Llegó el padre frai Luis, dice Calancha, por los estA:IJios i luci–
das letras ganadas acá, a ser aplaudido letrado
i
primer maestro; ganó
en dieziseis años de relijioso tanto crédito en observancia, actividad
i
prurlencia, que mereció ser escojido entre tantos siervos de Dios mui
antiguos, por prelado
i
provincial». El mismo autor refiere que Tinto
una. noche en el Cuzco por salir por una puerta se cayó de tan alto de
una ventana que se hizo pertn.zos brazos i piernas. Tinto murjó eu Ro–
ma,
i
segun da a entender el cronista citado, no mui santamente.
Co–
rónica,
páj. 690.
2. Eran estos frai Felipe de Santa Cruz,
i
frai Baltasar, Pedro 1\[ar–
tinez, Juan de Lavin, mercenarios,
i
los fntnciscanos Francisco de
Galvez, Antonio Cuadramiro, Francisco de (Jhaves i frai Pedro de 1\ifi–
randa, etc. «Acerca destas c¡:¡usa.s hemos visto, decian Cereznela
y
Ulloa, en carta de último de febrero de
1577,
que algunos confesores,
entendiendo que este caso es del Santo Oficio, habiendo confesado al–
gunas mujeres ántes, una o mas veces, tornándose ellas a confesar con
los tales confesores
i
estando en el confesonario, ellos las dicen que no
las quieren confesar,
i
allí tl·actan cosas deshonestas con ellas, i ha ha–
bido confesor que en el confisionario ha tenido cópula carnal con la
que se iba a confesar,
i
otros fuera de allí. Deseamos saber de V. S.
si