56
INQUISICIÓN DE CHILE
hablase, ni tratase) ni favoreciese
á
González do
San Nicolás; y como el notario apelase, su colega
le dijo que se diese preso por la Inquisición, y
echándole luego mano, so lo llevó
á
la Iglesia ma–
yor, volviéndole á requerir nuevamente el man–
damiento do Molina y agregándole que Rabanera
estaba excomulgado.
Poro es conveniente que sepamos ya los pasos
que había dado Molina para encausar al Provincial
de los domínicos, y esto nos lo va á decir el mis–
mo Juan Jufré, según declaración jurada que
prestó ante el padre Rabanera. «Un dia de esta se–
mana pasada, dice, pues, Jufré, que
á
su parescer
sería miercolos ó jueves, el dicho licenciado Molí–
na fué ó. su posada deste declarante, con ciertos
papeles que decía ser información contra el padre
fray Gil González de San Nicoló.s, en los cuales es–
criptos ó probanzas leyó ciertos dichos de t8stigos,
sin los nombres, por lo cual parecía haber hecho
información contra el dicho padre fray Gil, sobre
cierta cosas que en una porfía y debate había dicho
y de otra palabra ó palabras que en un sermón ha–
bía dicho, las cuales dijo este testigo que eran
propusiciones, la una dellas, herética, que era que
los hijos se condenaban eternalmente por los pe–
cados de los padres, y otras escandálosas y mal
sonantes, y que este testigo le dijo entonces y
antes de esto se lo había dicho, cómo él se halló
presente el día de la porfía y debate, y que no
entendió este testigo sino que los hijos padecían
en este mundo por los pecados del padre, corpo–
ralmente, y aún que en este mundo no sabia esto
testigo que padecían los hijos por los padres, hasta