CAP. XVI-ALGUNOS FRAILES SOLICITANTES
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la traía en una bolsilla de tafetán colorado, y le
había dado un poco y le había dicho que lo había
de traer siempre consigo, si no fuese cuando estu–
viese con su regla, y que había de decir cada
mañana «ára, ára consagrada, en la mar fuíste ha–
llada, etc.,» y que usaba de otras cosas supersticio–
sas. Después de lo cual la dicha Juana de Casta–
ñeda pareció ante Nos en 20 de Mayo del dicho
año y se denunció de que sabia la oración de Santa
Marta y la había rezado cuatro veces, á instancia
de cuatL'o mujeres, las dos de ellas que estaban
amancebadas con dos hombres y se pretendían
casar con ellos, para que tuviese efecto el dicho
casamiento, y las otras dos para que dos hombres
con quien trataban deshonestamente no las deja–
sen; y que juntamente rezaba treinta credos y diez
avemarías y un paternoster y lo ofrecía todo á Santa
Marta, y que estaba en pié cuando rezaba, persig–
nándose desde que comenzaba el credo hasta que
le acababa, y decía: <<Señora Santa Marta, estos
treinta credos y diez avemarías y un paternoster, os
ofrece esta vuestra devota porque hagáis lo que os
pido:» y refirió la oración de Santa Marta, y cómo
la rezaba con velas encendidas, y tenía su estam–
pa metida en un espejo, y que venía á pedir per–
dón á Dios y
á
Nos penitencia. >>
Mandada prender la reo
y
habiéndosele dado por
cárcel la casa del alcaide, debajo de juramento dijo
«que presumía que la habíamos mandado prender
por lo que ella se había denunciado, y que
á
las
muj eres por quienes había rezado la dicha oración
de Santa Marta les había tomado juramento que
no la descubriesen, y les había dicho que hiciesen