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INQUISICIÓN DE CHILE

hobiese llegado, porque desde que nacieron fueron criados

y

enseña–

dos en la dicha secta que se guarda en su tierra,

y

no habían sido

instruidos en nuest1•a santa fé y confesaron sus errores

y

dieron mues–

tras de estar reducidos y pidieron ser instruidos en ella, en cuya fé

y

creencias protestaron vivir

y

morir, y por haber habido costumbre

en esta Inquisición de reconciliarlos, se reconciliaron. Suplicamos

á.

V. S. nos mande avi arlo que debemos hacer en esto, que aunque

algunos han cumplido con el tiempo que habían de

tra~r

el habito

penitencial y se los hemo quitado, y los que restan cumplen con bre–

vedad, no se les pondrán en la iglesia ha taque V. S. nos lo mande .

Guarde Dios á

V.

S., en los Reyes

16

de Octubre

1598.-El

Licen–

ciado OrdóJie:r

y

Flor·es.

n

Vemos después que en Espaita no fué aprobado el procedimien–

to de la Inquisición del Perú en lo que respecta á estos reos, pues

se mandó fuesen absueltos

ad cautelam

y que la abjuración que ha–

bían hecho no los constituyese en relapsos, en ca. o de reincidencia,

debiendo alzárseles la reclusión, quitárseles el habito y restituírseles

sus bienes.

Por fortuna para Hawkins, la conducta caballerosa que había

usado con los prisioneros, su ele interés y su juventud despertaron

por él en Lima una calurosa simpatía. El poeta chileno Pedro de

Oña que por ese entopces escribía su poema

Ar·auco domado,

que

sin duda conoció á Hawkin , á pe ar ele sus preocupaciones de raza

y

religión, le ha pintado en los términos siguientes:

Rieharte el pirata se decía

Y Aquines por blasón, de clara gente,

Mozo, gallardo, pró pero, valiente,

De proceder hidalgo en cuanto hacía,

Y

acá, según moral filosofía,

(Dejando lo que allá su ley consiente)

Afable, generoso, noble, humano,

No siendo riguroso, ni tirano .

Canto XVIII.

Hablando ele los corsarios dice el Padre Rosales: uRindieron

Ricardo y le llevaron pri ionero á Lima, donde fué muy regalado de

los caballeros de aquella ciudad,

y

después le remitieron a E paita;

á los demás ingleses conr.edieron libertad. algunos se quedaron en el

Perú

y

otros

e fueron á donde qui ieron. La nave

irvió muchos

años en la real armada del Sur,

y

la llamaron la nlnglesa."

Hist.

de Chile,

t.

I,

pág.

19.

El !lfarqués de Caitcte, por su parte, deseando cumplir á Ilawkins

la palabra que le había sido empeitada, trataba de sustraerle de las