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INQUISICIÓN DE CHILE
consultores, y desterrado, por ocho años, de veinte
leguas en contorno de la ciudad que gobernaba,
por haber autorizado con su presencia el tormen–
to que el Virey Conde del Villar hizo dar por de–
sacatado al doctor Salinas, abogado de presos del
Santo Oficio.l
Pero de los reos ele Chile, los que seguían ocu–
pando más la atención del1'ribunal eran los frailes
solicitantes en confesión. Vamos á ver que por esta
época los hubo de todas las Órdenes que hasta en-·
tonces se hallaban establecidas en el país.
Pertenecía á la de San Francisco fray Juan de
Medina, aragonés, hombre de más de setenta y
cinco años, cuya causa se había iniciado en la Se–
rena por denuncio de una mujer española que en
10 de Abril ele '1578 le acusó de que «estando con–
fesándose con él
y
diciendo sus pecados, le rogó
que á la noche viniese á su celda, y la mujer le
dijo que no podía porque era mujer casada y tenía
hijas doncellas; y finalmente, se lo volvió á rogar
otra vez,
~y
la abrazó... y la absolvió; y otra vez
volviéndose á confesar, la víspera ele Nuestra Se–
ñora de Encarnación con el reo, le había dicho que
para qué se venía
á
confesar con él, que si tenía
vergüenza, pues no había había querido hacer lo
que le había.rogado, y se lo volvió á rogar, y tam-
1 Véase nuestra
Historia de la Inquisición de Lima,
Il, 439. Don
Gaspat· Narváez de Valdelomal' nació en Jaén en 1556, fué hijo de
Luis Naváez
y
de Catalina de la Cruz Alclana
y
Robledo. Después de
servir en el Perú en muchas comisiones
y
oficios, habiendo pol' ello
merecido recomendaciones de las Audiencias de Lima
y
Charcas, fué
nombrado oidol' de Santo Domingo en 1601,
y
propuesto para igual
cargo en Santiago en 1621. Falleció en esta ciudad el 11 de J nlio de
1632.