CAP. XV-LOS CORSARIOS INGLESES
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,Los monarcas españoles habían cuidado desde
muy temprano de que sus súbditos de las India:s
no experimentasen la menor influencia que pu–
diese afectar sus ideas religiosas.
En
1531,
cuando no estaba siquiera descubierto
este país, escribfa la Reina á los oficiales de la
Casa de la Contratación:-«Yo he seído informada
que se pasan á las Indias muchos libros de romances
de historias vanas é de profaniclacl·, como son de
Amaclís é otras desta calidad; é porqueste es mal
ejercicio para los indios é cosa en que no es bien
que se ocupen ni lean; por ende, yo vos mando que
de aquí aclel&nte no consintáis ni déis lugar á
persona alguna pasar á las Indias libros ningunos
ele historias é cosas profanas, salvo tocantes á la
religión cristiana é de virtud en que se ejerciten é
ocupen los dichos indios é los otros pobladores ele
las dichas Indias... »5
Pocos años después, Cárlos V recomendabn, á su
vez, que, bajo pena de perdimiento de bienes) se
cumpliese con las Ordenanzas ele la Casa de la Con–
tratación, «para que ningunos reconciliados, ni fijos
ni nietos de quemados, ni nuevamente convertidos
de moros) ni judícs ni otras personas en las di–
chas ordenanzas declaradas, no pasen á las nues–
tras Indias. »6
Después que el Tribunal de la Inquisición se ha–
llaba establecido en Lima, Felipe
II,
por real cé–
dula datada en Madrid en
20
de Julio de
1574,
se
dirigía al Obispo de Quito, Arzobispo de Lima y
5
Real cédula ele 4 de Ab1·il de
1531,
publicada en Torres ele
i\Iendoza,
Colección de documentos,
t. 42, pág.
466.
6
Real cédula de
22
de Agosto de
1534,
Id., id.,
pág. 176.