CAP. XV-LOS CORSARIOS INGLESES
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y bochorno suyos, que para que fueran más com–
pletos, oyeron que el Virey mandó á uno de sus
criados que sacase un montante grande, desnudo,
y que se sentase á la mano izquierda del estan–
darte, colocado entre los capitanes de la guardia
y
arcabuceros.l En las otras gradas estaban los
prelados de las Ordenes «y otros religiosos graves
dellas, y á la mano derecha, en sus asientos, el
Cabildo de la Iglesia y Universidad, y á la izquier–
da el de
l~
Ciudad,
y
junto á él, el de los criados
honrados del Virey, y un poco más adelante estaba
un tablado muy enaderezado y en él mi señora la
Vfreina, con sus criadas y las señoras principales
de la ciudad, que la estaban acompañando, y don
Beltrán de Castro, su hermano: y miróse mucho
que e1.
do el tiempo que duró el auto, que fué
desdé las seis de la muñana hasta las once de la
noche, no se menearon de los asientos donde esta–
ban el Virey ni Vireina.
«Antes que el auto se comenzase, predicó el pa–
dre Hernando de Mendoza, hermano del Virey, y
hizo un sermón tan admirable cual para tal oca–
sión y auditorio se requería.
»2
En seguida el Arzobispo degradó á un fraile de
la Merced, que era de misa, «en el mismo tabla–
do, donde había puesto un muy rico aparador de
plata dorado y lo demás que convenía para aquel
efecto.,,
Con esto dióse principio á la lectura de las cau–
sas de los reos.
1
Ca>·ta
de Ordóñez de 6 de Abril de 1596.
2
Ca>·ta
del Virey, de
3
de
!\layo
de 1592. Archivo de India .
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