CAP. XIII-SARMIENTO EN LA INQUISICIÓN
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ante Su Santidad; pero el24 de ese mismo mes de
Mayo hacía la abjuración
y
oía la misa que se le
había ordenado . Poco más tarde obtenía del Ar–
zobispo que le alzase la reclusión, le conmutase
el
de~tierro,
dándole la ciudad por cárcel,
y
licen–
cia por seis meses para ausentarse al Cuzco
y
otras
partes, plazo que luego se le prorrogó por todo el
año de 1567.
Sarmiento, después de todo esto, debía sentirse
deseoso de respirar otro aü·e más puro. Ese mis–
mo año de 1567, en efecto, dice él, «como supe de
muchas tierras incógnitas hasta mí no descubier–
tas en el Mar del Sur, por donde muchos habían
procurado arrojarse
y
nunca se habían atrevido,
y
lastimándome de que tan gran cosa como allí hay
se perdiese por falta de determinación, dí dello
noticia al licenciado Castro, gobernador que á la
sazón era deste reino del Perú, ofreciéndome á
descubrir muchas islas en el Mar del Sur, si favo–
rescía para ello.
n8
No es de este lugar referir la historia de esa ex–
pedición, que, confiada á Aharo de Mendaña, por
obligar á Castro, según refiere Sarmiento, á que
favoreciese con más calor el negocio, se hizo á Ja
vela desde el Callao el19 de Noviembre de ese año
de 1567, llevando Sarmiento el mando de la nave
capitana; ni las enemistades que en el curso de la
navegación mediaron entre ambos jefes
y
por las
cuales le quisieron matar; ni de los descubrimien–
tos que se hicieron; ni de cómo, contra el parecer
de Sarmiento que quería regresar por la parte del
Sur, dieron la vuelta por la costa de Nueva Espa-
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Carta al Rey de 4 de Mayo de 1512.