EN LAS ISLAS FILIPINAS
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sido rector, así como en su Orden tenia desempe–
ñado en' dos ocasiones el cargo de vicario provin–
cial.
1
Los nombramientos ele González
y
ele Paula, am–
bos dominicos, están dei-nostrando, pues, que en la
práctica no se babia cumplipo con la recomenqación
hecha ai'los atrás al Tribunal, de que para el cargo
de comisario en las Islas se prefiriese á los cléri–
gos seculares sobre los religiosos.
2
En 1661, catorce aiíos después de la prisión de
Váez de Acevedo, como decíamos, el comisario Pau–
la solicitó que de la cantidad embargada por la Real
Hacienda se le entregase la mayor parte, por decir
corresponclía al Fisco de la Inquisición,
y
además
ciertos sueldos cleYengados por el reo;
y
como natu–
ralmente los jueees reales se negaron á semejante
pretensión, se formó comprtencia, la que, remitida
al Consejo de Indias, resolvióse allí, en Yista de los
1.
Carta del A1·1_obispo de ::\1anila, de
:J.'i
de juho de
J65g.
(Ar–
chi\·o dt: Indias.)
Estos ligeros datos biográficos pueden completarse mucho cnn lo
que dice de Paula el cronista Santa Cruz en las púginas 236-41 de
su obra citada. Aquí sólo adelantaremos que fué provincial en los.
trienios que empezaron en
16..¡1
y
16S7,
que había entrado á suceder
á
González en
1647,
y que fallecí{> en
166..¡.
á la edad de
67
años.
2.
Conforme, sin duda, á esa recomendación, años más tarde.
el Tribunal designó para el cargo al canúnigo don ]osé Atienza.
nombramiento que motivó una queja de los dominicos, que lo re–
clamaban como inherente á su Orden, renovándose entonces la opo–
sición á las pretensiones de los religiosos,
á
nombre de los jesui–
tas. por el padre Diego Francisco Altamirano. que alegaba que e¡
comi~ario
dominic0 tendría que resultar siempre apasionado con–
tra la Compañia.
Memorial de Altami1·ano, legaio
7.•
de expedien·
tes de México.
Zanjóseen aquellos días la dificultad del nombramiento de comisario