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LA l:'{QUISICIÓN
veces dem,mciado por inquietador de mujeres casa–
das, personas decentes y de distinción. Por lo tocante
á los libros nada de cierto pudo decir, aunque sí de
la pintura deshonesta que había hecho quitar al reo
de detrás de un espejo, donde la tenia oculta.
Adelantadas las diligencias del sumario, el reo fué
despachado á México, habiendo ingresado en cárce–
les secretas el 17 de En ero de 1752.
En dos audiencias voluntarias que pidió Fallet,
hizo presente que hacia ya clieciesiete meses á que
se hallaba preso, sin que hasta entonces hubiese
tenido el más mínimo indicio de su culpa, por lo
que suplicaba se le examinase con la brevedad posi–
ble, porque tenia su salud muy quebrantada y
necesidad ele mirar por su fortuna totalmente desca–
labrada.; que, si mereciese castigo, lo sufriría . con
paciencia, pero que, por el contrario, si era inocente,
esperaba ele la rectitud del Tribunal le pusiese en
libertad.
Dijo su nombre, ser natural de Nevfchatel, en
Suiza, teniente coronel por el rey de Prusia, y de
edad ele cincuenta aiíos, que su padre había sido
francés y calvinista, en cuya religión
fué edu–
cado hasta la edad de diezisiete años, en la que,
hallándose prisionero de guerra en Nápoles, se
reconcilió coñ la Iglesia, aunque su doctrina cris–
tiana sólo la aprendió más tarde en la Isla 9-e
Mauricio.
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De sus estudios dijo que en un colegio de su patria
había aprendido latín y griego, y que más tarde, por
su aficiún á la lectura,
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profundizó algo la historia
profana y eclesiástica, sin dejar de abarcar en sus