EN LAS ISLAS FILIPINAS
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no, habiendo puesto aquella ciudad
é
Islas, aclomá ·
del riesgo de perderse qne se deja considerar, en la
mayor turbación de ánimo que podemos decir, mo–
tivando con tan pernicioso hecho, en grneral mal
hablar del Tribunal y sumo aborrecimiento, en tanta
manera que, viendo el desahogo con que se hablaba
del Tribunal, sus mini iros
y
del comisario, hubo
menester
ma.nJ.ar,so graYes penas
y
cen, uras, que
nadie
habla.sede la prisión, ni ele si fué ejecutada de
parecer ólo suyo ó con mandato de este Tribnnal; y
además parece haber sido este respecto precisamente
de alguno mal afectos á D. Diego
y
sugerido por
los que desearon
y
movieron mal á la prisión, adelan–
tando e tos excesos tan irregulares con actuar contra
muchos que querían sacar y extraer do la prisión á D.
Diego,
y
motivar con ello al oidorquegobemaba, por
medio ele auto, que éste prendiese
y
ele terrase á mu–
chas persona , todas las que parece las hicieron sospe–
chosas en lo referido el comisario
y
oidor,_g·obomac.lor
porque no eran ele su afecto; y a
í
con e te modo pre–
meditado por lo dos, egún so e -cribe, prendió el Go–
bernador las personas qu
dijo el comisario, menos
dos que e huyeron,
y
habiéndolas prendido, con pena
de traidores, la desterró á diferentes i, las
y
parte
desacomodada ,
y
de todo sentimos que lo obrado
por el comisario fué su origen pasión
y
odio contra
D. Diego
y
ambición ciega ele los oidores para to–
mar o el gobierno, é interese de los que juraron, me–
diante las ofertas que les tenían hechas;
y
se convence
todo de.que ca ·i todos los te 1igos llamados dicen gene–
ral y
de audito alieno,
y
su dichos son ele un mesmo
tenor, escripto con una formalidad de palabras,
y
se