90
LA _INQUISICIÓN
se necesario, diesen auxilio para la dicha prisión
é
favor
é
ayuda, y sobre todo juró de guardar el secre–
to,
é
que no lo comunicaría con persona alguna., y.
se le dió por esGri·pto
y
le instruimos largamente de
lo que había de hacer, y de lo que importaba guar–
dar el· secreto y hacer el negocio de manera que no
hubiese n.ovedades ni
al~eraciones
algunas ...
»
Cualquiera que fuese la . importancia que el Tri–
bun~l
atribuyese á la información que obraba qqntra
Aguirre, á nadie, sin embargo, pudo ocultársele
que, .más que un caso
d~
fe, se trataba con su pri–
sión de servir los deseos del Virrey, que por un
motivo ó por otro, quería separar á Aguirre del go–
bier.noque tenía. La Inquisición venia para ello á
servirle admirablemente, y así no trepidó en fir–
marle á Arana., como lo refiere .Cerezuela, las órde–
nes necesarias para que las autoridades de su de–
pendencia le diesen todo el favor que pidiese. Para
facilitarle aún su cometido, proveyósele, además,
desde el primer momento del dinero necesario, des–
pacliándolo apresuradamente desde Lima e.l15 de
Mayo de ese año de 1570.
1
·
·
Con toda brevedad y secreto emprendió Arana el
viaje hasta llegar á la ciudad de la Plata. Allí pudo
convenéerse de que la empresa que acababa de c0n–
fiársele no era tan fácil como hubiera podido creerse
en" un principio. Estaba aún determinado de regre–
sa.rse
á
Lima á dar cuenta de las dificultades con
que babia tropezado, después de haber permanecido
I .
.;,.El hecho de que la prisión de Aguirre. obedecia especialmente
á
propósitos políticos lo asevera terminantemente el visitador Ruiz
de Prado, con estas palabras: «entendiéndose, como se entiende,
que fué negociación del visbrrey don Francisco de Toledo, que
quiso que la Inquisidón·
hicie.s-e
1.0-que
debiÓ .parecer
qué·
él nó po–
dia
atati·ar.»