DOCUMENTOS
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bian oído en otros sermones otras proposiciones que
se asemejaban á la primera, pero que no se acorda–
ban de ellas, y sólo se acordaban que en todos los
dichos sermones unos salían festejando y riendo los
cuentos, y otros, escandalizados de tan indecorosos
conceptos y mormurando de ellos; de lo que en va–
rias ocasiones había oído rnormurar á religiosos de
juicio de su Orden, avergonzados de que semejantes
cosas se permitiesen por los prelados, los que mi–
rándolo como primer padre de la provincia y á sus
canas, no se atrevjan á remediar semejantes exce–
sos; y aunque al pie do dicha información ó suma–
ria puse mi sentir á pedido del Santo Tribunal, fué
todo en faYor del referido, en esta forma: que lo que
sentía., atendiendo á que el sujeto tenía créditos de
buen religioso y coloso del augmento de su religión,
y
que en los puestos que le había ocupado la obser–
vancia so había obstontaJo en lo material y fábrica
de los conventos de la provincia rnuy · eficaz,
y
era
de buena familia, cristianos viejos, y hermano de
don fray Gabriel do Arregui, que fué electo obispo
de este obispado,
y
después del Cuzco, donde mu–
rió, quien fué en letras y virtud crédito de esta ciu–
dad, como hijo de ella, y aún do todo este reino, por
su buena fama que con sus ilustres hechos esparció
en ella: por lo que juzgaba sólo en lo expresado ser
en el referido error material, quizá nacido de su mu–
cha Yejez, que es de ochenta aiíos que tiene, por lo
que suplicaba
á
sus seflorías, no obstante la sumaria,
se mostrasen en su resolución con la benignidad
que en la pureza y rectitud de tan santo Tribunal
reluce en sus reprensiones y castigos, atendiendo
siempre á la fama y crédito de los sujetos. Con lo
cual
y
estar aún pendiente esta causa en aquel san-