DOCUMENTOS
XCV
abajo, de manera que se le descubre el calzón de
terciopelo de color, con pasamano. Las medias de
seda con ligas, y zapatos muy justos y fJUlidos; sin
~r
jamás ponerse roquete, ni más hábito de su religión
que la cinta de San Agustín. Anda tan oloroso, que
viendo yo á cierta persona Yolver
las espaldas
muy de priesa en una calle, le preguntaron que dón-
de iba tan apriesa, respondió: «voy así por no en-
contrarme con el Obispo, que como perro de mues-
tra., con sólo el olfato le he descubierto que viene
por esa calle, etc.))
Un día entré yo á visitarle, de las pocas veces que
fui, y le hallé en la cama, aunque era harto tarde,
y le hallé con pebetes
y
ramilletes de flores encima
de una mesa, y en ella una escudilla de la China
llena de agua. de olor, y de que en cuando en cuan–
do metía los dedos y se rociaba con ella el rostro y
narices, y rociándome á mí una vez le dije (no sin
misterio): más valiera, señor, que esta agua de olor,
tan olorosa, fuera agua bendita que aprovechara
para lo interior del alma y para lo exterior del buen
ejemplo y edificación; pero él lo echó á palacio, etc.
Su cama es de damasco carmesí, con sábanas muy
delicadas, cuatro almohadas muy randadas en ella,
con otros adornos, pulidezas
y
olores, que pudiera ,
decir muy bien, y aún más
á
propósito lo que el otro:
non bene olet, qui semper bene olet;
y el dicho de
San Crisóstomo no será fuera de propósito también:
corporis fragantia arguit intus lattre animum inmun–
dum.
Uno hallamos en las sagradas letras amigo de
olores, y como tal se preciaba de vestidos muy olo–
rosos, pero tqué dijo San Pablo dél'?
Nema sicforni.
catar aut profanas, quemadmodum Esa u.
De aquí se
puede collegir, con un mediano discurso, cuáles se·