LVI
LA INQUISICIÓN
erl. este proceso;
·y
atento
á
las graves cosas que
constan por este proceso, de las cuales se colige cla–
ramente no sólo sospecha, sinó claridad
y
muestra
de que el dicho Gobernador no es cri ·tiano; y atento
á
la prisión que hizo de los clérigos
y
ft'ailes, cuyo
juez conservador Su Seiloria Reverendísima es, y
porque el dicho Gobernador os hombre poderoso,
y
es necesario poner el remedio oportuno porque la
fee é iglesia no se pierda, estando, como está,
á
pique
de perderse;
y
atento á que éomo tal juez conserva–
dor había absuelto al dicho Gobernador
y
á :Manuel
Rodríguez Guerrero, escribano de la dicha prisión
de clérigos y frailes,
y
á Francisco J imónoz de Alar–
eón, fiscal contra los dichos frailes
y
clérigos,
y
me–
nospreciando las dichas censuras, así ele la bula do
la cona del Seüor como de oteas muchas en que in–
cureieron por la dicha prisión, en que por Su Soiío–
ria Reverendísima, como juez con en'ador estaban
declarados haber incurrido;
y
atento que las ofen–
sas fechas ansí
á
la persona do Su Soüoria Reveren–
dísima y ele todos sus clérigos y fraile ·
y
á
la auto–
ridad ele la Iglesia católica romana son tan mani–
fiestas como dicen los dotores que han de ser y
como lo dice el derecho; y porque con los agravios
ansí rescibidos están convencido , ansi el dicho Go–
bernador como el dicho ·Manuel Guerrero
y
Fran–
cisco Jiménez, y porque e ta causa no sólo o. razo–
nable, sinó justísima por todo derecho
y
por toda
sus partes,
y
porque, según
y
como con ta por la
gravedad do los· delitos é inobicliencia que los dichos
de suso Gobernador, escribano y f1scal han tenido,
ansí á la persona del dicho seiwr Obispo corno
á
su
Iglesia, no hay esperanza de enmienda ni satisfa–
ción de los talos agravios é delitos, aunque lo
ha