!.IV
LA INQUISICIÓN
el muy reverendo in Cristo padre fray Niculás Gó
mez, comendador y vicario provincial de Nuestra
Señora de las Mercedes, y no se haber absuelto de
esta dicha censura; y atento á que con t9das sus
fuerzas redujo á su tribunal secular las causas del
padre Pedro García, clérigo-presbítero, en lo cual
incurrió en otra descomunión de la bulla de la cena
~ del
Señor, de la cual no se ha absuelto el dicho Go–
bernador; y atento á que habiéndose leído cierto auto
de Su Sefloría Ilustrísima sobre que nadie tratase
de prender clérigos
y
frailes públicamente en pre–
sencia del dicho Gobernador, so pena ele excomu–
nión mayor
latce sentencice,
el dicho Gobernador, en
menosprecio de esta censura y descomunión, pú–
blicamente trata, dice é procura prender clérigos
y
frailes y al dicho señor Obispo, hasta decir que ahor–
cará de un algarrobo al dicho señor Obispo y demás
clérigos y frailes; y
at~nto
á que el dicho Goberna–
dor1 como hombre que ha pospuesto el temor á Dios
y
á
su Reina, violentando los ánimos cristianos de
los vecinos y moradores desta ciudad, para que ni
vean, ni visiten, ni obedezcan al dicho seüor Obispo
en las cosas espirituales y eclesiásticas,
y
lo que
peor es, que no comuniquen,
11Í
traten, ni hablen
con el dicho seilor Obispo, quítándole, como de fe–
cho le quitó, la comunicación de sus ovejas, según
y
como consta por los autos de este proceso,
y
no
sólo no comunicasen los dichos fieles cristianos con
Su Señoría Ilustrísima, pero ni aún con clérigos y
frailes, como de fecho, esta república, con mucho
dolor y sentimiento, se ha abstenido de la tal comu–
nicación, temiendo el castigo del dicho Gobernador,
el cual, de fecho, castigó con destierro ele·esta ciu–
dad á los que entr&ban en casa de Su Sefloría á co-