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LA INQUISICIÓN
ha que es presidente, 'y ha pagado cuatro mill pesos
que trajo de deuda de Guatimala, donde fué antes
oidor.
Suplico á V. E. no sean contra mí ad.mitidas sus
razones, sin que sea yo oído primero. Que-ría, por
no ser prolijo, pasar po.r otra invención que conmi–
go han usado, mas todavía me paresce que conviene
que V.
E.
lo sepa.
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Estando despachado por el Obispo y no teniendo
más que esperar, habrá un año que pedí en esta Au–
diencia licencia para me ir á mi gobernación, que
tenía por dos títu los del Virrey conde de Nieva y del
señor gobernador Castro, y aún por provisión desta
Real Audiencia, y ofrecíme á mi costa -poblar dos
pueblos, uno el que iba á poblar cuando me pren–
dieron, y el otro en Salta, junto á Calchaquí, para
sosegar todos los indios que andan alterados en esta
provincia y en la de los Charcas, que me costará
más de treinta mill castellanos; y para ello no que–
ría otra ayuda mas de que no me desfavoreciesen,
que harta gente habría para ello si no me la descua–
jasen; y lo mismo pidieron los procuradores de Tu–
cumán, lo cual, no sólo no quisieron proveer, antes
remitiéndolo al seiíor gobernador Castro, me manda–
ron que no entrase ni usase de la jurisdicción en
Tucumán, hasta quel seiíor Gobernador ó S. M.
otra cosa mandasen. Yo no quise suplicar del auto,
y tomál'onme las provisiones y nq me las quisieron
volver. Visto este desafuero, como no tuviese ya qué
gastar, queriarne ir á mi casa, y escribieron al Obis–
po que me detuviese y diese por ninguna la senten–
cia que sus jueces habían dado contra mí. El Obis–
po lo hizo así, y me detuvieron on esto más de ocho
meses, pensando que , me muriera. Finalmente, el