DOCUMENTOS
XVII
curaron de vengarse de mí por mano ajena, dando
favores á Jerónimo de Holguín y á los demás qtie me
prendieron y á sus aliadqs, acompañándose dellos.
Nunca salían de sus casas, aconsejándoles lo que
habían de hacer y cómo me habían de perseguir; y
enviaron á llamar
á
un Juan Pérez Zorita, teniente
que había sido en Tucumán, el mayor amigo que
tenían los que me prendieron, y pretendieron de en–
viarme al castigo de sus amigos que
á
mí me habían
prendido, y porque hobo pareceres diversos en el
Audiencia, los remitieron al señor gobernador Cas–
tro, el cual escribió que no convenía enviar al Zori–
ta, que enviasen
á
Diego Pacheco: corregidor que
era de Potos.í; y entre tanto que vino la respuesta
desto, el Presidente, en presencia del Obispo de los
Charcas, persuadió y mandó á Juan Pérez Zorita que
se fuese y entrase en Tucumán, quélle enviaría las
provisiones allá, y se apoderase de la tierra, pues
eran sus amigos Heredia
y
Berzocana, que eran los
principales, después de Holguin, que fueron en mi
prisión, y estaban alzados en un pueblo que ele su
propia autoridad hicieron; y con ocho ó diez hom–
bres se fué
y
entró por Chili en Tucumán. Y cuan–
do llegó, halló ahorcados al Heredia y
á
Berzocana,
por un teniente mío, y pacífica la tierra, y publicó
que traía provisión de gobernador, y envió diversas
cartas
á
los Cabildos y personas particulares, las
cuales todas se pusieron en el proceso que contra él
se hizo y están por él reconocidas ante la Audien–
cia de los Charcas. Y así, en llegando, se comenza–
ron algunos
á
alterar; y el teniente determinó de le
sacar ele la tierra y le llevar preso á la Real Audien–
cia, y le llevó, al cual en llegando prendieron; y pa–
sados tres días, por mandado del Presidente y de su
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