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LA INQUISICIÓN
hacerse sentir con eficacia su acción; á lo que ·se
añadían las molestias y Yej aciones s in cuen ta que lo
reos y aún los simples testigos tenían que sufrir,
vi éndose obligados á Yoríflcar. viajes do centenares
de leguas, muchas voces sin provecho alguno.
Talos inconvenientes llegaron pronto
á
tal extre–
mo que el Yírr y D. Francisco de Toledo un día
enYíó
á
llamar
á
los ínquí ídore para significarles
que había escrito el Hey cuán Yejaclos estaban sus–
vasallos del Perú, porque ienclo tan Yasto el distri–
to del Tribunal se les llamaba á Lima, ya como te..,_
tígos
ó
como reos, con granclí imos gastos y mole -
tías, y muy ele ordinario para que se regresasen en
ssguída sin cosa de provecho; aüadíenc1o que por
estas causas había propuesto que en oll\ueYo Heino,
en Quito y la Plata so fu ncla en nuoYas Inrluisicio–
nes, que debían componerse,
á
su juicio, ele clo oi–
dores y el obispo:
á
que replicaron lo
j
uoces que
siempre en las sentencia o tenía consideración
á
esas circunstancias para moderar las pena .... ,
y
que.
por lo demás, (<cuando
el
delito fuese tal que alguno
hubiese ele ser preso, no ora do consideración
el
tra–
bajo de ir
á
Lima!))
r
· Algunos aüos( después, en los principios ele
1GOO,
el inquisidor clun \.ntonio Orclóiíez so creyó en el
caso de expresar al Consejo de una manera categó–
r ica que, en Yista do aquellas circunstancias y de
otras que luego veremos, so hacía indispensable que
en la \.mérica del Sur so estableciesen por lo menos
otros dos Tribunales del Santo Oflcio si se quería
que los negocios de la fe se resolviesen con la efica-
r. Carta de último de
Feb~;fl.o
de rSn.