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mos de qu é aprovechará,
y
si V. S. le mandase escribir, creemos
seria de más efecto.
Dice el Obispo en las cartas qu e nos escribe qu e el com isario se
le ha desacatado, y es porqu e tiene por desacato el p edille los pro–
cesos, y porqu e no los q uiso dar, requerirle ante notari o;
y
también
dice qu e es desacato no tenerse por excomulgado, cuan do le man–
d a que dentro de un d ía exhiba lo que el p ropio Obispo sabe que
está quinientas cinc uenta leguas de allí ; y sobre estas cosas tanto
ha apretado al comisario q ue le forzó
á
ve nir personalmente, con
mucho gasto
y
trabajo, á darn os cuenta de los malos tratamientos
q ue el Obispo le hace,
y
así le vimos aq uí;
y
demás de la buena
relación q ue de él teníamos, nos pareció hombre cue¡·do, honrado
é
concertado
y
q ue cabe <:!n . él cualq uiera honra; torn ámosle á en–
viar
y
á escribir al Obispo con blandura; no hemos tenido resp ues–
ta. También nasció esta enemis tad de el Obispo con el dicho co–
misario porque tuvo el Obispo noticia que se habían dado al comi–
sario unas proposiciones
c,~ n tra
él, q ue serán con ésta, y creyó el
Obispo que nos las habta enviado.
El Arzobispo· de el Nuevo Reino de Granada ha estado bien en dar
los procesos,
y
los dió,
y
en lo demás ha favorecido al comisario,
sin habelle mostrado
c~Jula
de S.
~l..,
que no se nos dió, pero te–
nemos relación que los del Aud iencia de aquel rei no persuadieron
a l Arzobispo q ue no adm itiese la lnq ui,.;ición,
y
que preten dían que
nuestros despachos no fuesen
á
manos de el comisario que alli
nombramos .
Los oidores que entonces estaban allí eran el licenciado Mora,
el licenciado Cetina
y
el docto r Cort¿s de i\l.esa:
á
este último cor–
taron la cabeza por sus del ictos, estando prime ro infa maJo,
y
a ún
d icen que convencido de el pecado nefando: si V. S. fuese servido
que se enviase cédula para el dicho Arzobispo é Audiencia, enviár–
sela hemos.
VI
Consulta del Tribunal del Santo Oficio de Lima sobre como debía
proceder en ciertos negocios de fe.
I\l.u y ilustres señores:......... Alg unas informacio nes nos ha n en-
v iado de la ciudad de Ca rtagena de las Indias sobre b lasfemias
hereticales que han dicho a lg unos soldados
y
ma.rin eros de las ga–
leras que andan en aquellas costas,
y
porque nos parece q ue de–
jar de proceder en esto sería causa de mayores da ños,
y
que ha-