EN CARTAGENA DE INDIAS
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g uarde por cárcel su casa, outiene del gobernador
:Baldados que g uarden sus entradas y salid as, y te–
niéndole así guardado, cesa el tumulto en la ciudad
y
procede el Santo Oficio
á
la celeb ración el e un
m a–
_gestuoso auto de fe.
r
r.
Benavides
y
Piedrola, <desp ués de estos s ucesCJs, sin dar parte
.al gobernador
y
sin licencia del R ey, se a1,1Sentó de Cartagena con
ánimo de llegar hasta Roma,
y
llegó, en efecto, has ta Jamaica, sin
.:arredrarse por los h erejes qu e en ella domina ban; pero tuyo q ue
regresar de allí p or no haber encontrado pasai e.
El
17
de mayo de r6go el gobernador notificó al obispo una orden
<lel Rey paFa que compareciese en la corte, «Y aunque esta ba noti–
-ciado de esta resolución, cuenta un inquisidor, así de esa corte, co–
mo de otras personas qu e llegaro n cc,n estos guleunes, se sobre–
s altó con esta diligencia , y mucho más á las conferencias qu e des–
pués de ellas lla tenido con los obispos qu e han venido en esta
.ocasión para Santa Fe, Panamá
y
Guamanga. 1\lanifiéstase pronto
para la ejecución
y
obediencia de este precepto, aunque en el ínter
.que haya esta ocasión, que se dilatará cerca de un añ o, tiene cuida–
<losos
á
los vecinos de esta ciudad de s us atropellamientos. » Carta
<le don Gómez Suárez de Fi gueroa, 3 de junio de r6go.
Los principales incidentes de estos pleitos entre el obi spo y Va-
1era cons tan de los documentos qu e qu edan citados, qu e son
á
todas luces deficientes para formar un a relación detallada . La carta
de Valera escrita a l Inquisidor General desde Lima, en 6 de junio
<le 16ga, es bastante comprensiva, aunque sumamente concisa. Pe–
¡·o, además de los documentos, existe un f.)lleto
t a 1~
c ürioso como
J·aro, qu e herños tenido á la vista, intitu lado:-.\lla sacra Congre–
gatione specia lmente d epulata da nostro Sig . Ca rtag.iñ nell'Indie.
Per 1\
l.onflg nor Vefcouo di Cartagena dell'Indie. ;\lemoria!e del fat –
to. In Roma, 16gS.
Consta de 26 hojas, en gran folio, de letr<.t muy apretada.
En esta pieza, en medio de un fár rago de citas teológicas, se re–
fieren á 1a larga las disidencias que nosotros hemos contado lo
más s uscintamente que nos ha sido posib le. Allí encontrará el lec–
tor transcritos á la letra algunos documentos qu e completan nues–
tro rela to.
El obispo, lla mad<? á la Corte, llegó allí en 1691 (Alcedo,
Dicciona-