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ee11Jio
del Pa1atin.ad.o·, del
hombre·
ele
la
m§scara~
~Ie
Jrierro·, de los asesin!atos· d.e·Enrique·III.
y
de Eul'ittne–
IV., dErlas satu•rnales·de· la
rej.encia~
de·las d.ispntas re–
l'elljiosas.
Su
n1ano.·
ha.. pa.sado> el
a~rado'
sobr·c·
el doeto..
suelo d,e
Pu..
erto~real;
y too
os
los
seTrnonBs·
dB·
los
je:.
suitas
no
han apagado
una
sola·
ele
las
llamas
de
vo-·
J.upttlosida
d, quedura.n..te
dos
siglos, han- cu.bierto la.
FrU~nci.a
de
em.an:acio·nes
ap~-stadas·.
Y eL espi
,ri.tuse·
turba, al v
er la conclinTenGi.a de t
aliltas pní etica
s1~eli-·
j,iosas
y
tantos
d:esordenes;
y
d.e
tant.esadulterios · }/
t~ant0s
jes-uitM·.
No ha te
nido pu es ell jesuitismo
iu–
flueRcia salud:ahle
en las
<roStllm.br:es:-
la. h:ist0'ria
le
re--
husa
este
testin1onio."
.
, 5K-
Y
en vercyad, ha:biéndola;s
con1
gente·
qu·c;
sitl
1
decirl·o,
hacen alartle de· su
im~portatv;ia,
de
su
eien-·
tiá,
de~u
justi:ficacion!,
eon1.o cualidades
soh~:·es-alientes·
y
ostentadas por sus ad.ictos,
"hay
d.erecho
d.e
pregnn·
t~nles:
¿.com.o
es
pos~bte-,
q.u:e·con tan
buenos
directo–
res de la
vidtt~ espiritu~l1,
tan buenos
n1aestros
de
la..
juventud
y
dol pueblo, tan: hu€nos predicado·res,
tan.
buenos teólogos n1oralistas,
tan
buenos confesores, n.o'
l1uhiera mejora. en las costumbres de los
siglos
eu
que·existioron:
esos varones
portentosos'? Si hallaron
11rr
s,iglo
corrornpido en su prim.era
rnitad)
smni.lla11,
habrian
debido·
espacir
para rejen.e}:ar
la. segunda,
y
sino
e-1 siglo
si~guiente;
ahí
estaba
Ji~
ju:ventud
fo.rnla~da
po'l··
e-llos
tan
es1neradamento.
Y
si
la-
n;}.:alici~
de–
lo-s
homb-res,
era
superior
al
celo
y
virtud del j
.esnitís–
mo,
¿cuales~
son
entónces sus
triunfos? ¡Pues
q.ué!¿la.
con1pañia de Jesus,
creada
por Ignacio de Lo
y
ol.~,
ha–
bia
de
ser tan
1roco
p~recida
á
la
primera
y
verdadera
compañia
de
Jesns en su gl'an
tarea de rejenorfH' el
mu
..
ndo?
Po1·que no todas las· obras <le los. apóstoles
fueron
extraordinarias
y
milagrosas.
, No
exijimos
de los
padres
jesuitas
mas de
lo
que
ellos
ofrecieron,
y
de lo qne
sus propios
y
entusiastas
upolojie,tas
han
proclamado
y
hecho valer con tanta
nfanidad.
Y
pues han exajerado monstruosan1ente
sus servicios, ha sido precis9 contradecirles con hechos
incuestionables. Lejos de contribuir
á
la reforn1a g.e–
neral de las costumbres en las Naciones, pudiera de–
cirse,
qne mas bien han
COIJ-tribuido
á
su
:relajacion
por
.la;
ense.P,anza
de
cloctrin~s lax~s,
y
por
1~
contra: