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p-ero el P.
Lr~r-Chaisc
hizo
ver aL
rey,
que:
el uno
er-a-.
devot<')
y
el otl'o jansenista,
y
quedó
·en su puesto.
l~uis
ciega.me~ J.tcentregado
Á,
los jesuitas, obligó
á
lofi .
(le
su farni1ia,
á qne
t01nasen
confesores
de
la
cotnpa"
11ia.
I..~a-Chaise
fué reernplazado
por
Le-Te1lier,
qu::e.
hizo
desear
á su predeeesot·." l\1as qiom.ploe pudie–
~rarnos
aducir, sin ver en los
jesuitas,
confesores de
re·
yes~
n1aestros de
sóiida
y
ceistiana,
moral.
Pero
no
dejen1os
de
preguntar:
¿por qué tanto em-·
peño de poner
á
lo-s suyos la
~ornpañra
por confeso..
':res de los reyes'?
¿,Se
ría porel ceto de la
gloria
de
Dios
y
~la
salud de la.s
a1m.as?N o,
no:
]as obras
descu–
bren
las itüenci6nes.
Volvá1nos
á
I_~uis
XIV.
en su
J-argo reinado.
Dese1:1tendán1onos
de sus repetidas
tnuesn·as de
orgullo,
y
n1as
que orgullo con otras po–
tencias.
Pudieran
decir
los
confesores,
qne
asuntOiJ '
~diplomáticos
no estaban
á
su alcance: pe ro no lo di–
rian de los otros de inn1oralidacl
pública-el escán–
dalo
de un doble adu1terio,
y
la
verguenza de un her–
mano envilecido-"-el comulgar jnntan1ente
e11
N
uett–
tra Señora de Liesse la Reyna,
la
Valliere v la Mon–
tespan- el
ver
á
otra
n1anceba
en la
rnesa
r~al
con to–
dos los
diamantes
de
la
corona,
delante de
la
reyna,
anegada
en
lágriinas,
y
verla
connllgar
tri
unfaln1en te
eon
el
rey-y
la
novedad inaudita en
Francia
de escri–
bir el
rey
con su propia mano el divorcio de
~L
y
de
· Mad.
Montespan, pagando
al .
n1arido
su n1ujer con
cien In
il
escudos
que
le forzó
á
ton1ar~ desterrándol~
de
Paris.
¿Que
decían, que hacían
los
jesuitas
confe-·
sores?
Aceptaban, dice
el
historiador,
con1o
expiacion
· de la vida
privada,
las n1edidas
de
intolerancia,
qu~
dentro de
poco
iban
á
dictarse.
¿Los
que así
proce–
dian, poclian enseñar
buena 1noral
á
la juventud?
57.
Son
muy
notables
y
del caso las sigtúentes ob–
servaciones
del
Sr. arzobispo
Pradt-"R.ecnérdese
lo
que ha
pasado en Europa el siglo
X\li.
Si
eljesu1tísrno
era
para las
costur11bres un
preservativo
ó
un
remedio,
se 1nostrarian
los
frutos. Pero ¿,donde están?
¿qué
vicio
ha sido desarraigado, que virtud
introducid~,
que
lla–
ga rrtoral
curada'? Todo lo contrario
desde
la
aparicion
de
los jesuitas. Ellos han sido
conten1poráneos
d~
FeHpe
Jl,
de1a Liga,
de
la
San
Bartelmny, de las
hor–
xibles
~uerras
de
relijion?
d~
las dragonndas,
del . in~
132010