XVIII.
r
tanto mns
fuertes avisos, cunnto
qpe en Ja
n-c~ualida."d
·. se van complicando Jos negocios,
y
la desconfian?;a
y
]fl
precaucion son un deber.
En el
discurso de la obra
verán los
lectores,
que
en
la
guerra llamada de
la Liga,
hu_bo
jesuita
que _mereció ser llamado su correo,
el correo de
la liga,
pues llevaba las comunicaciones para
Felipe
n,
_rey
de Espafia.
·
I.~latno
tambien la atencion
de
Jos escritore.s,
para que tomen
á
su cargo la consideracion del
punto indicado,
y
resistrin con vigor
y
.constan ...
cia patriótica, americana,
á
las tendencias jesni ti–
cas. Derramen
luz
en las masas,
p&ra
hacerles
conocer sus deberes
y
derechos, pat·a abrirre·s los
ojos de la intelijencia, con que puedan distinguir
lo bueno de lo malo,
y
á
Jos ministros
evanjélico~
de Jos que se buscan
á
sí mismos.
Y
al paso de
ensPflarJes lo que les es mas conveniente, para
tener una vida hont·ada
y
próspera, desengafia–
rán
á
los
amigos
de Jos jesuitas, que Jos creian
necesarios; porque el mejot· modo de a:vergon.
zar
á
·é~tos,
será poner en planta las co&as bue ...
nas que hicieron.
_
Y este pensamiento
~s
aplicable
á
otros pun.;.
tbs,
sobre que hablan tanto,
y
en que tanto
~~
ensafian los eternos mu-rmuradores de nuestras
cos·as, llegnndo
á
toear Ja Independencia,
y
la
forma adoptada,
y
cometiendo la deslealtad im–
perdonable de poner en ridí-culo á su propio pais,
como si intentáran
hnr.er una protesta de no es–
'tar ellos comprendidos, pues murmuraban.
Pe–
ro la ·murmuracion no edifica, destruye no
m~ts;
. maldice
y
pa~a.
Valiera mas bien, que unieran
sus esfuet·zos
á
Jos de otros patriotas,
y
trabajá-
ran unidos contra cierta clase de adversarios,
que
.
·serán los l)ltimos que queden postrados; merced
>á:
al
buen
te·mple
del
arllk<t
que munrjnrí,
hlista ·.
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