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~ste
6
aquel prójin1o, que se halla en
~necesidad
extte"'
rna,
con los bienes necesarios, esto es, conveniente5
al estado-
necessariis, hor; est, convenientibus statu1·,
si
dauclo1os, no puede conservarse el estado, y se pierdo
llecesal'ia:q.tente.~
.....
,pol~que,
entre otras rttzoúes, se
cree mas
útil
á
la república, que
un
noble
consen.·c
s~t
estado,
que
el
que
muera
ttn
pobre
particulm·."'
195.
Mqcl~o
se babia
~ol~stado
el
P .
Daniel con lo
qt~e
Pascal cUjera
t~n
exacta con1o
gr~ciosamente
res–
pecto qel
r;:¿étodq de dú··i,jir la
intencion;
y
proc-ura espli–
car }a doctrjna (\e }osjesuitas de una !llanera ,tan
VO-.
h
~Iüario.say
estraña, que :\la qe salirle en cara., justifi-_
c
ando al señor Pascal, como lo van
á
ver nuestros lec"'
tores. Dice {31
P.
D.m1iel así-"Toda la doctdna·
de
1~
(li
reccio~de la intencion consiste
en
enseñar, que e_q
]l\s
cos.asi~1cliferentes.
por si n1jsn),as, segQn es buena .
ó.
n
1ala laintenciof\, es b.qena
ó
n1ala
1~
accion.
Mo.s,–
traré eu dos. palabras, que 1a a.plicacion que los je–
~nitas
ha:q h,ecbp ele
est~ pri1~cipio,
nada tier\e <-le
~m
pío ni de extravagante.
¿N
o,
ea pernütido per–
segqir, herir, matf\r
á
nn
~njusto ~greso~·?
Lo es sin,
dud~ {~
ve9es,_ d,{3qtro de los
Hmit~s
de una defensa
justa
y
n1oderada.
Y
dentro de esos 1ím.ites ·¿no pue- _
de tener el
q-qe
se defiende
un~
buena
ó
Tuala¡ inten–
cion? ¿No puede ha¡cerlo por
vei~gan.~a~
ó,
úrücan1ente
por defenderse? Pues para caso,s como este tiene lugar
~a
direccion de la
inteqcio.l~
.
Lo,s
s.aoerdot~s
reciben
to-.
dos los tlias plata por las nlisas: si doy la¡ pJa¡ta como.
:pago de la 1uisa, soy
sin1oni~co; p~ro
si
la¡
c~oypor re–
conocimiento, por lhuosna
ú
otro, motivo
s.en;1ejante,
:p.o lo
~oy.
¿Qué hacen los teólogos
jesuit~s~
Enseñar
que la buena intencion es necesaria, porque sin ella
se comete.rian grandes pecados.
Y
¿qué hace Pascal?
Interpreta la cosa de diferente modo, haciendo creer
que los
jesuita~
se sirven de et5ta direccion de inten–
cion, para escusar los mas horribles pecados.
Quien estuviera únicamente al ostensible candor del
padre Daniel, y sin tener noticia ni de las doctrinas
laxas de los pad
res jesuitas, ni de las
Cartas provincia–
les,
ni
del
ilustre
non1b.vede
Pascal , se pondría contra
~te
y
de parte.
del pri1uero; pero es indispensable es-:;
Jnr
ttdyertido
contra¡ el,
fra\lde piados.o de estas
piad~