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-

156-

~ste

6

aquel prójin1o, que se halla en

~necesidad

extte"'

rna,

con los bienes necesarios, esto es, conveniente5

al estado-

necessariis, hor; est, convenientibus statu1·,

si

dauclo1os, no puede conservarse el estado, y se pierdo

llecesal'ia:q.tente.~

.....

,pol~que,

entre otras rttzoúes, se

cree mas

útil

á

la república, que

un

noble

consen.·c

s~t

estado,

que

el

que

muera

ttn

pobre

particulm·."'

195.

Mqcl~o

se babia

~ol~stado

el

P .

Daniel con lo

qt~e

Pascal cUjera

t~n

exacta con1o

gr~ciosamente

res–

pecto qel

r;:¿étodq de dú··i,jir la

intencion;

y

proc-ura espli–

car }a doctrjna (\e }osjesuitas de una !llanera ,tan

VO-.

h

~Iüario.sa

y

estraña, que :\la qe salirle en cara., justifi-_

c

ando al se

ñor Pascal, como lo van

á

ver nuestros lec"'

tores. Dice {31

P.

D.m1iel así-"Toda la doctdna·

de

1~

(li

reccio~

de la intencion consiste

en

enseñar, que e_q

]l\s

cos.as

i~1cliferentes.

por si n1jsn),as, segQn es buena .

ó.

n

1ala la

intenciof\, es b.qena

ó

n1ala

1~

accion.

Mo.s,–

traré eu dos. palabras, que 1a a.plicacion que los je–

~nitas

ha:q h,ecbp ele

est~ pri1~cipio,

nada tier\e <-le

~m

pío ni de extravagante.

¿N

o,

ea pernütido per–

segqir, herir, matf\r

á

nn

~njusto ~greso~·?

Lo es sin,

dud~ {~

ve9es,_ d,{3qtro de los

Hmit~s

de una defensa

justa

y

n1oderada.

Y

dentro de esos 1ím.ites ·¿no pue- _

de tener el

q-qe

se defiende

un~

buena

ó

Tuala¡ inten–

cion? ¿No puede ha¡cerlo por

vei~gan.~a~

ó,

úrücan1ente

por defenderse? Pues para caso,s como este tiene lugar

~a

direccion de la

inteqcio.l~

.

Lo,s

s.aoerdot~s

reciben

to-.

dos los tlias plata por las nlisas: si doy la¡ pJa¡ta como.

:pago de la 1uisa, soy

sin1oni~co; p~ro

si

la¡

c~oy

por re–

conocimiento, por lhuosna

ú

otro, motivo

s.en

;1ejante,

:p.o lo

~oy.

¿Qué hacen los teólogos

jesuit~s~

E

nseñar

que la buena intencion es necesaria, porque sin ella

se comete.rian grandes pecados.

Y

¿qué hace Pascal?

Interpreta la cosa de diferente modo, haciendo creer

que los

jesuita~

se sirven de et5ta direccion de inten–

cion, para escusar los mas horribles pecados.

Quien estuviera únicamente al ostensible candor del

padre Daniel, y sin tener noticia ni de las doctrinas

laxas de los pad

res jesui

tas, ni de las

Cartas provincia–

les,

ni

del

ilustre

non1b.ve

de

Pascal , se pondría contra

~te

y

de parte.

del pri1u

ero; pero es indispensable es-:;

Jnr

ttdyertido

contra¡ el,

fra\lde piados.o de estas

piad~