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~in
n1ancha,
y
los pastores-santos. Nada falta
á
la;
égloga, ni el sonido de las
campanas,
este gran argu–
rnento del autor del Genio del cristianis1no."
140.
Penetre1nos Inas en el asunto. Si se
tratára
de pueblos salvajes, con todos los apéndices de tau
hun1illante
co1~dicion,
nadie·
hnb~ia
qne no llamase
bienhechores á l_os que e1nprendieran la santa
y
hu–
Jnanitaria tarea de domesticar
y
civilizar
á
esas pobres
gentes. Entonces, es decir, al principio, habrá 1nedios
ó
sean instituciones, que serán las únicas que puedan
emplearse con provecho, atendida la índole
y
capaci–
dad de aquellos en cuyo servicio so trabaja;
y
repitien–
do las palabras del P. Charlevoix, "el genio lirrlitado
de los neó·fitos exijia que los padres rrlision_eros
en~ra
sen en todos sus negocios, tanto por lo temporal como
por lo espiritual." Bueno y laudable seria tmnbieu
entonces
saber lo que cada indio saeal>a de su ti eera,
y
que
el
can1bio c1ue hacian de sus frutos, fuese bajo
de la inspec0ion del padre jesuita.
Peeo todo esto
y
1nas, que seria conveniente
y
aun necesario en la pri–
mera edad de esos pueblos, no poclia rnerecer tale3
nombres en las siguientes edades.
Porque en verdad, cada edad
y
condicion de
1a
vida
do
los individuos
y
de los pueblos, asi co1no tienen suti
necesidades propias, tienen igualn1ente sus institucio–
ues
y
oportunos retneclios. La infancia
y
la pubertad
necesitan la autóridad prolija é ilimitada del padre de
fa1nilia; pero hasta cierto tien1po que señalan las le–
yes,
y
n1as allá del cual seria inoportuna, pues la
tutela no es el estado natural
y
perpetuo en la vida
de cadé¡t hombre. ¿Por qué pues los padres jesuitas tra–
taron sien1pre
á
los indios del Paraguay como
á
pu..
pilos
y
neófitos? Sin contar el
ti ~mpo
en que- otros
Jni.sioneros
esparcier~n ,antes
la
l.~z
del evangelio en
el Paraguay, pues qu1za no
pasarü~n
por esto los
,pa–
dees jesuitas en el caso de que se trata, en1pezaren1os
la época por los rnisioneros de estos. Desde entónces
h~sta
el siglo 18, habia pasado n1·:ts del t jernpo sufi–
ciente, para qnc
los indios dejaran de ser pupilos
y
neófitos,
es decir, r ecien conver tidos á la fé cristiana,
como sucedía en otras r ej iones,
~I éji co,
por ej emplo,
v
el
P erú.
" 111.
Los indios oran 1nenos · que
pupilo s~
y
los
1.5