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das,
co11ftictos producidos por
su
incesante activi–
dad.''
"Este espíritu de agresion se ha manifestado sobre
todo de dos
ó
tres años á esta parte, en que los jesui–
tas han aparecido, no de una manera subrepticia
eo·
mo en tiempo de la restaüracion, sino con estrépito.
Ellos han establecido un
diaTio
que les sirve de órga–
no,
y
donde á mi juicio ellos solos son los redactores
-y
no los del cléro, aunque rejistren ciertos actos de
obispos entregados quizá por secretarios infieles; don–
de han organizado un sistema de obsesion al rededor
de los obispos;
'y
donde los sectarios de la ·congrega–
cion se h:1n establecido como
pa:rtido católico,
del mis–
mo modo que en 1800 habia una pequeña Iglesia, que
atormentaba
á
la grande."
' "Despuef3 de haber crecido á la sombra, se creen
bastante fuertes para parecer en público. Han redac–
tado consultas para probar que es legal la existencia
de los jesuitas, que no tienen necesidad del permiso
de la ley,
y
que su libertad resulta de pleno derecho
por la ca.rta. ¡Los jesuitas invocan la libertad de cul–
tos, siendo el principio á que han declarado la guer–
ra! ¡La carta de 1830 es atea, porque ella consagra la
libertad de cnltos,
y
desde entonces todo debe ser
permitido bajo el imperio de esta carta! La libertad
de cultos existía antes del año 1830; pero se ha teni–
do cuidado de quitar lo que podia aumentar las es–
peranzas
y
pretensiones ult.ramontauas. La carta de
1830 tiene todos ]os medios de defenderse; pero es
preciso conocer las leyes, saberlas aplicar, y cuando
se tiene el apoyo de las cámaras y de la Nacion, es
preciso saber obrar."
..
"En los libros en que se revela el instituto dé los
jesuitas, se manifiestan las cOiidiciones con que algu–
no se hace jesuita y profesa el principio de la obe–
diencia absoluta. Y el autor llega á tal punto, que no
duda decir, que si su general le prescrib_e un viaje
á ,
cualquier parte y con cualquier objeto, el partiría al
instante, sin inquietarse de saber si tendria dinero en
el bolsillo. Suponed que al mismo tiempo el gobier-