POR
MANU.lt.iLM.
SAL.á>ZAR.
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que
debían
servir en
las
mesa.s
y
cuidar
especialmente
de
las
viu<las
y
de
los
huér–
fanos. Uno
de
estos diáconos fué San Es–
teba.n,
gae animado de
un
isanto celo por
Ja
conversión, se atrajo el odio
de
Jos
ju
4
dios. Acusado como blasfemo, filé conde-
1~ado
á
muerte; y
sacado
de la
ciudad
para
~'er
apedreado, el protomártir
se
arro<i.illó
para morir
y, viendo
el
cielo abierto,
dijo:
-- "Dios
mio,
no
les imputes · este
pecado.''
Co11l
1
ersión
de Saulo, - Entre
los
más en–
carnizaclos enemigos
de los
cristianos
se
distinguía un joveu
é
instruido
fariseo,
lla–
ma.doSaulo, natural de Tarso, . el que, dn–
rante
ei martirio
de San
Esteban, guarrla–
ba las
capas e
los
que
lo
apedreaban. Sa–
biendo
Saulo
e un gran número
de
fie–
les
se
habí~
re-fu.o-iado
e.u distintas
ciuda–
des
huye
d.'.O (
~
la
,persecución~
se
presen~
tó á
los
sacerdotos
y
Jes pidió
cartas
de
re–
comendáción para lá siuagoga de Damasco
á donde
se
dirigió
con
el
objeto de perse–
guir
á
les cristianos. Más por el camino fué
derribado
en
tierra
y
oyó
una
voz
que
le
dijo; - ''Saulo, Saulo, ¿por qué
me
persi–
gues?''-"¿Quién
eres tú,
Señor?"
rf'spon·
dió
Saulo.- "Yo soy
J
~sú.s
á
quien
tú
per–
sigues,
contestó
la
voz;
dura cosa
es para
tí
dar contra
el
aguijón." Saulo
temblando
preguntó:-''Señor,
¿qué
quieres
que haga?
El
Señor continuó:-''Vé
á
Damasco
y allí
se te
dirá lo que has de hacer.''
Saulo
se
levantó ciego,
y
los
que.
le
acompañaban
le