CFNERAL.
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do
Ord~n,.
se
conducian casi
todos
de modo
Siglo
que, sin mucha exageracion, era
fácil
demos- XVI..
trJr
quánto
era
contraria
su
conduct~
al es-
píritu
y
á
la~
obligaciones
de
su estado.
Los
que
ocupaban
los grandes
empleos,
y
que, go-
zando de los Beneficios mas pingües ,
ama-
ban la magnificencia
y
el esplendor , se en–
tregaban
á
los
negocios temporales , solicita-
ban
el favor
del
Soberano
y
le
disputaban
á
los
cortesat)OS,
á
sí
en
el gusto
del
gasto
en
todo género , como
en
la
hermQsura de
los
equipages,
en
el
número
de {X!rsonas
em~
pleadas en su
servidumbre,
en lo·delicado de
su mesa,
y
en todas las
astucias para
sus
deleytes.
Nada dirérños tocante al des6rden
oculto
de
sus costumbres; pues babia pocos
que.fuesen irreprehensibles sobre este
artículo,
y
muchos aun no respetaban bastante al Pú-
blico
para ocultar-le lo que · los otros sabian
encubrir
en
las sombras
det
secreto. Pero
los que se hallaban colocados en una clase
i~ferior
, -
ménos
indépendientes
y
ménos
ri-
cos , eran aun mas desarreglados, pues jun-
taoan
ordinariltnente la ignorancia
y
la
gro-
sería al
escándalo.
Ocupados
de
sus
intereses,
exígian
los derechos
con
rigor,
y
se a
pro–
vechaban de todo pa"ra extenderlos. No
co–
nocián en su' es-rada sino las ventajas
teme=
pora1es .
á
que estaban
ligados. La
deprava-
cían
babia
lleg~do
á
tal ·
punto ,
q~~
se mi-
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