CfNERAL~
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santas
por 1_:1
ignóran~ia
y '
las
preocupacio-
Siglo
iles
de
.los s1glos
en
que
se
encendiéron ,
por
XVII.
las
pa~tones
y ·
excésos ,
c~yos
impulsos
fa-
tales
stgue
muy
f áciln1enre
el
corazon hu-
11
fi
\
•¿/
( omano en
aque os
urores
ept emicos
q.uese
apoderan
algunas
veces
de
las
mas · sabias' na–
ciones
·y
del
carácrer
mas '
dulce , furores
con que nadie puede reconvenirse
á
sí mis-
tmo ,
quando se
abandona
á
ellos,
y
quisie-
a borrar -su
memoria
con
Iágrin1as
quando
~el
furioso .
vue] ve
sobré
sí
mismo;
en
fin
en
'la' ambicion, en
1~
p9lítica
y
en el
interes
personal de aquellos que las encendiéron
6
mantuviéron.
Hubieran1os
podido tambien
consultando la historia de los tiempos
mas
ilustrados
hallar
iguales excesos,
y
aun ma–
yores en los pueblos célebres
por
la sabidu-
·
ría de su
gobierno~
y
por
la
política
de
sus costumbres que no , fuéron
cb~·i s tianas.
Por
lo ciernas
hágasenos
ver una ley de
la
Iglesia ,
una
ley
publica
apr~bada·
y
au~o~
rizada
en
la
Iglesia que
ordene
á
los Chns–
tianos
combatir
y
degollarse_unos.
á
otros
por
causas
de religion.
Convendrtamos en
que seria menester acusarla de
todos
.los
n1~·
les
que
causó el fanati smo ;
f.
es
Cle~·to
s1n
embargo que la Iglesia
Catohca
~s
tntole–
rante
esencialmente .,
porque dexana de ser
la
guarda
y
custodia
~e ·
la
_verdad
si
~u
diera
conciliarse con
-el
error. Pero su
tn-
Tom. XI.
Dd
to-
'