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dice?
el archivo de la inquisicion con número infi,nito de denuncias
contra las liberales,
incredulos, y el r,úmulo de pesquisas contra
los dañinos supersticiosos. Asi se delira en sana razon., señor
doctor?
»
3 .
o
Las restituciones tan
decant~das
son muy raras : y la anima–
cion al hurto con lct facilidad de la absolucion dada hasta
á
los la–
drones de las galeras, sin restitucion, en Roma es frecuente.
-El
Señor De Sanctis habria confesado poco,
ó
muy mal,
ó
en Roma no
se cometerían hurtos., pues nos asegura que las restituciones son
raras. Si nuestro
pobre
proscrito pudiera lograr, ,que llegasen
á
sus
manos los miles de escudos que solo por mi ministerio se han res–
tituido, no se
~eria
en la apremiante necesidad de escribir contra
el Papa, la confesion y el católicismo, para que los protestantes
ó
valdeses de Malta y el Piamonte le den un sueldo para vivir: ¿Qué
extrañeza seria, que
de
las carceles y galeras de Roma no saliese
una restitucion de lo robado, sabiendo todo el mundo que esa
gente perdida, que expia sus crimenes en las penitenciariás, es tan
pobre que apenas tiene camisa para cubrirse? - Hay animacion
al hurto en la
Igl~sia
catolica por la
pretendida
facilidad de absol–
ver?
y
¿dónde mas animacion á los latrocinios, rapiñas y usuras,
que entre los protestantes, los cuales se jactan de que, para ser
absueltos ante Dios y los hombres de tales crimenes, basta
tener fe
en la redencion?
El sacerdote catolico sabe muy bien, que el peni–
tente que haya usurpado algo, si tiene como poder restituir, no
puede ser absuelto, si antes no restituye ó da seguridad que lo efec–
tuará luego;
y
que si no tiene como hacerlo, debe
p~ometer
que
pondrá de su parte los medios posibles para efectuarlo cuanto
antes. ¿No habría estudiado estas reglas nuestro presbitero
eru–
dito?
4.
o
Lean X da facultad
á
los confesores para absolver
á
los la–
drones, no solo sin obligarlos
á
la ?'estitucion, sino 1Jermitiéncloles
retener lo hurtado, mientras den una parte
á
la Iglesia.
-Para