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no consiente, que ningun fiel pida Ja
administrac~n
do los sacra–
n1entos
á
UfJ
sacerdote
notori~ente
111alo? fuera de un
CaSO
de
ab–
soluta necesidad. Si apesar de la vigilancia pastoral hay algunos
abusos~
son
abusos de JJocas personas,
que todos detestamos, y no
de la
santa, benéfica
y
evangelica institucion de la confesion sacra–
mental.
Pero, Ja
logica concienzuda
de nuestros adversarios está intere–
sada en deducir de unas premisas particulares consecuencias uni–
versales
y
en refundir la conducta criminal de un Judas en las san–
tísimas instituciones de Jesucristo
y
el honor de todo el Apostolado.
A los ojos
purísimos
de nuestros adversarios,
todos
los ·sacerdotes
catolicos somos
otros tantos .., malvados ele todo genero ... infames
profanadores ... ímpios confesores ... peor·es que los mas descarados
libertinos ... tiranos
perpet?~adores
de centenares de 1nillares de víc–
timas... propalado1·es de la inmontlidad
y
ele doctrinas inicuas .
..
Y todos estos obsequios nos los regalan nuestros hermanos separa–
dos
EN NOMBRE DEL EVANGELIO PURO,
y
C.Oll
el
santo fin
de enseñar
LA CARIDAD CRISTIANA Y LA VERDADERA
RELIGIO~~
DE JESUCRiSTO
111
Dios los perdone.
Parece, que el Dr. De Sanctis, encargado de invadirlo todo, de
vulnerarlo todo con las armas de mala ley, la. calumnia
y
el so–
fisma no haya entrado nunca en los Seminarios catolicos donde se
educa la juventud, que debe ingresar en el santuario. Si hubiese
leido siquiera sus reglamóntos, como el que compuso
y
público
el
celoso Obispo San Alfon so de Liguori del cual, mas
ó
menos
modificado, se sirven gran parte de. los Seminarios de Italia
y
de
otras naciones, no tratára de desacreditarlos · con ese tono infa–
mante que emplea.
El no ignoraba, que los Prelados de las Iglesias y los Rectores
y
maestros jamas consienten que los jóvenes de los Seminarios lean
los
trat~dos
de la teologia moral cóncernientes al sexto mandamiento
y
al sacramento del Matrimonio; que estas materias solo se ense-
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