- 16-
al arrepentimiento:
Adan, ¿en donde estas?
Con este
llamamiento
divino
y
el ruido de la venida del Señor, se apoderó de los pobres
delincuentes
un temor
saludable, que unido al amor filial aver–
gonzado
y
pesaroso por su ingratitud
y
deslealtad, los hizo huir
y
e~conderse
de la presencia de su Padre, en quien recelaban las ac–
titudes de un Juez severo. Estas eran excelentes
d-isposiciones
para
hallar un asilo seguro,
y
abrirse paso
á
la clemencia paternal.
¿
Donde le hallarán? Alli donde exclusivamente se encuentra: bajo
la sombra del árbol de la vida, el altar de la victima de la redencion,
figurado por el árbol que se hallaba en medio del Paraíso,
á
cuyo
respaldo se escondieron y guarecieron
(1).
Ante este tribunal los
halló el ministro de Dios, y empezó el interrogatorio y la confesion.
Ella fué franca, circunstanciada, humilde, eontrita y confiada, y
por esto merecieron los penitentes el perdon de su crimen personaL
El Juez celestial, que los acababa ele juzgar, les impuso una pro–
longada satisfaccion. Novecientos años de lágrimas, penas y traba–
jos fueron bien necesarios para expiar un delito, que llevaba en pos
de si tan funestas consecuencias.
Los mismos vestidos de pi,eles que
les puso el Señor
(2),
al paso que -figuraban
al Cordero de Dios que
quita los pecados del mundo, inmolado
en figura
desde el principio
del1nunclo,
como dice San Juan
(3),
y de. cuya gracia se acaba de
vestir su alma por la confesion, eran unos cilicios, que les recor–
daban
y
les hacian destestar su caída y agradecer su resurrec–
cion (4).
El retrato de la confesion sacramental no pod.ia ser mas seme–
jante á su prototipo. Sin embargo lo desconoce el autor del
Ensayo,
por que no oye
pronunciar sobre ellos la fúrmula de absolucion,
sin
duda com,o la que usa hoy dia la Iglesia,
sino una sentencia condena-
gorio
~tlagno,
y muchos otros, de que esas apariciones las hacia
Dios
por ministerio
de los Angeles. Véase
á
Cornelio
á
Lapide,
t.
L
InPentateuchum.
(i)
Gen., c. m, v. 8.- (2) Gen., c.
m,
v. 21. -
(3)
Joan., c.
1,
v. 29, et Apoc.,
c. 13.-
(4)
Véase
á
Cornelio
á
Lapide sobre este lugar.
•