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tribuirla gratuitamente en las casas,
á
traves
de las prohi–
biciones de las leyes
y
los reglamentos de policía, como se
ha practicado con las Biblias truncadas
y
sin notas,
y
otras
obritas que la Propaganda protestante no ha cesado de re–
mitir al Perú,
á
Chile
y
á
la NuevaGranada con susMinistros
desde Londres.
No se crea, que por esto el Catolicismo vea amenazada su
existencia, 6 que ten1a en presencia del peligro. Acostum–
brado
á
pelear
y
vencer contra todas las huestes del Infierno,
muy poco recelo le infunden las debiles armas de unos
pobres
proscritos.
<(
Es bueno, decia San Pablo, que
haya heregias, afin de .que sean conocidos los qué entre
nosotros permanecían.
>>
Tiempo hace, que la Iglesia Cató–
lica se honra y complace con las deserciones que le causa
el Protestantismo, viéndolas tan bien reemplazadas por las
inumerosas defecciones que. este padece,.
y
que entran en
aquella
á
engrandecerla. No hace mucho que decia un pe–
riódico anglicano :
<<
Nosotros le damos al Catolicismo el
grano de la viña del Señor,
y
él nos devuelve la paja.
)>
Las
pocas apostasías del Catolicismo al Protestantismo son hijas
de la corrupcion ; las del Protestantismo al Catolicismo son
producto de la conviccion.
Esto no quita ni embaraza, que tomCinos la defensa de
la verdad en contra del error, de suyo corruptor. El folleto,
que vamos
á
refutar, no podría estraviar
á
ningun católico
instruido; pero sí podria enorgullecer
á
los partidarios de
la reforma
y
hacer no poco daño
á
los fieles de cortos al–
cances y de corazon corrompido. Aunque no se tetniera
rnas, que la perdida de un alma sola, seria muy bien em–
pleado el trabajo que ernprendemos para preservarla. El