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de su órden en Roma, no tardó en manchar la primitiva
pureza de su fé,
y
el sagrado ministerio sacerdotal con los
errores
y
las maxhnas del siglo. La corrupcion del corazon,
germen fecundo y pábulo á la vez de la incredulidad, le
dió á conocer en la ciudad eterna no menos por un religioso
escandaloso, de costumbres depravadas, que por un herege
dogmatizante (
1).
Por propia confesion en
i
843 había sido
procesado y conveneido de propagador de las doctrinas pro–
testantes, principalménte contra la primacia del Papa, y
de tendencias demagogicas
y
revolucionarias. La clen1en–
cia del tribunal romano le cotnmutó la sentencia de desti–
tncion
y
destierro en la reclusion de diez dias en un convento '
de PP.
Jesuitas, bajo el precepto de un silencio absoluto de
sus errores, y la promesa de la enmienda, que apenas salido
de sus
ejercicios espirituales
empezó á quebrantar con mas
descaro. Cansado de los continuos reproches de los supe–
riores, de los cuales fué
1
a cruz mas pesada,
y
temeroso de
su efectiva destitucion y destierro, si permaneciese en Roma,
creyó que el estado de la revolucion politico-religiosa, que
se iniciaba en Italia por los años de
184·
7, podria abrirle
campo dilatado á su propaganda protestante, apostató con1o
otro Lutero, de su órden
y
de la Iglesia Católica,
y
,se hizo
uno de los n1as fanáticos corifeos del Barbetismo (2). Co–
locado en Malta, para dar mas hnportancia y autorizacion
á
su n1ision reforn1adora contrajo
ó
prosiguio un publico
concubinato (3),
y
á fin de
adquirír el pan con el sudor de
(1)
Catechisrno into'rno alla Chiesa
cattolica~
per
G. Perrone, lez. xu.-
(2)
Ca–
techismo intorno al protestantesirno,
per G. Perrone,
Apendice dei
Barbetti~ ~
3.
-
(3)
ll
saggio dommatico storico
intorno alla
Confessione
scritto da un apostada
che vive in concubinato.
Catechismo intorno alla Chiesa cattólica,
per G.
Perrone~
lez.
Xll.