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dos los vestidos, le reventó los ojos de la cara,
le abrazó todo el cuerpo y convirtió en una
llaga sangrienta , denegrida y asquerosa, que
no podía verse sin horror y grima. Oh Seño–
ra dulcísima
!
tú que á vista de tanta lastima
ocurriste como siempre, piadosa y compasi–
va , óyendo las tiernas voces con que este
siervo tuyo te llamaba diciendo: "Vírgen del
"Carmen favoreceme:" tú que para evidencia
del milagro , de todo aquel quemado y san–
griento cuerpo, conservaste sin lesion la par–
te que cubria tu Santo Escapulario. Tú que
dispusiste se oyesen las roncas y extenuadas
voces con que pedia confesion este miserable
mas de media legua, y que puesto despues de–
lante de tu altar, recobrase ahí los perdidos
ojos, para que se
consola~;
viendo tu sagra–
da imágen. Tú, en fin, que á fuerza de por–
tentos le conservaste vivo hasta el Sábado in–
mediato, para premio de la esperanza con que
confiaba de tu misericordia : concedeme, be–
nigna María, que yo tambien logre tus pieda–
des en vida y muerte. Haz, que descienda un
rayo de amor divino á mi corazon, que pene–
tre mis huesos, como á otro profeta Jeremías,
y me enseñe y alumbre el modo de obedecer–
te, amarte y servirte: y no me niegues lo que
en particular te suplico en esta rogativa, si
fuere para gloria de Dios y bien de mi alma.
Amen.
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