Table of Contents Table of Contents
Previous Page  84 / 308 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 84 / 308 Next Page
Page Background

[ 62

J

mente reproducidas, sobre que los asuntos mas impor–

tantes y difíciles seresuelven sin acuerdo, y sin li–

bre y unánime consentimiento de todos Jos cardena–

les de la iglesia romana.; y sobre el abu:;;o de tratar

puntos de doctrina, fé y costumbres, y artículos de

disciplina de la iglesia universal en congregacio–

nes particulares, á las que solo asisten algunos miem–

):¡ros del sacro colegio. En segundo lugar, aun cuan–

d'O todos los cardenales reunidos

asi~tieran

á

los con–

gregacionelil, tampoco en esta h·ipótesis formarían

una representacion suficiente del clero de Roma;

pot•que no estando elegidos y

diput~:~dos

para los ne–

gocios en cuestion, ni hallándose con instrucciones

·y poderes suyos, no pueden representar la iglesia

romana, que no toma parte en sus deliberaciones,

sino al papa que los elige y diputa para el

exám~n

de los asuntos que les encomienda segun las. ocur–

rencias

y

los casos. Otro tanto y mas debe decirse

de los consultores, que no pasan de la línea de teó–

logos privados, regularmente mas instruidos de los

sentimientos particulares de las escuelas de su órden,

que de la doctrina de la iglesia, y por lo comun mas

celosos de sus opiniones propias,· qu e de la utilidad

pública, como la experiencia lo tiene tantas veces

demostrado.

§.

XIV.

Otra prueba decisiva de la verdad que sostengo,

es cjue los cardenales, prelados y cons ultores no tie–

nen en las congregaciones romanas voto deliberativo

ó jupicial, sino meramente consultivo, y con este ca–

rácter aparecen en ellas hasta los mismos obispos

cardenales; en cuyas circunstancias deponen el de

jueces de la fé para convertirse en simples consulto–

res del papa, quien

á

virtud del sistema introducido,

despues de oir

á

sus consultores, puede pronunciar un