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decisiones acordadas con dicho clero,
y
que efecti-.
· vameñte se- examinaron muchas veces en los conci.
líos ecuménicos: luego los papas no suponían la in–
falili>ilidad á esta clase de decisiones. El mismo ele·
ro romano en su c;.arta 31 á san Cipriano escribe de
·un moclo que da bien á conocer cuan distante esta–
ba de su ánimo la jdea de creerse infalible;
y
aquel
padre, colmando de merecidos elogios á tan respe–
table clero, no de¡jaba por eso de considerarle sujeto
á
la sorpresa
y
al error, como se lamenta en su car–
ta 68 de que hubiera sucedido con Basílides obispo
de España, que había llegado á sorprender al papa
Esteban. La resistencia que opuso á la decision del
mismo pontífice sobre el bautismo de los hereges,
decision aprobada por la iglesia de Roma
y
por to–
do eroccidente, es otra prueba clarísima de que san
Cipf<Íano no tenia por irreformable é infalible el jui–
cio del papa proñunciado de acuerdo con su clero, ni
aun con todo su patriarcado. Del propio s¡mtir era san
Agustín, cuando despues de habel'se dedicado á in–
ter.pretar en un sentido favorable las palabras del
papa Zozimo, que había d'eclarado pura la profesion
de fé hecha por Pelagio
y
Cele~tio,
añade que aun
cuando la iglesia de Roma hubiera juzgado . en fa–
vor de la doctrina de estos dos heresiarcas; lejos de
ser este juicio prueba de la verdad de sus opinio–
nes, "lo ·seha mas bien de la prevaricacion del cle–
ro roman0· (1)." Pero no se necesita de otras prue–
bas, si ·es verdad, como dice Bossuet en su defensa,
.que "ia iglesia universal -dirigida por el Espí•ritu
S anto, separad'a
ó
representada en el concilio ecumé–
nico, sea la única autoridad infalible en sns
decisio~
nes·sobre controversias dogmáticas; la única inca–
paz de adoptar el error. por obstinacion
ó
imprudeJ:ii–
cia
;t
la única competente para
~gir
é instruir al
clero'de Roma, si este se engañase;
y
la que tiene
· (1)
Ex hoé potiús nota prrevaricationis romanis clericis inurenda·.
Ad Bonif. papam.