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pt'Opio fin se dirigieron á Teodosio los padres del se–
gundo concilio en los términos siguientes: "Espera–
mos de vuestra clemencia que ratifique con sus car–
tas el decreto del concilio, á fin de que firmando las
resolucion es de este, complete el honor hecho á la
iglesia en vuestras cartas convocatorias (1)." I::as
mismas instancias dirigieron al jóveil Teodosio
y
á
·sus !!\uCefiores el tercer concilio
y
los subsecuentes.
De esta manera imploraba la iglesia el poder ternp!>–
ral, para que con su autori"zacion fuesen exteriormen–
te ejecutados los decretos de los concilios, sobre to–
do en puntos de .disciplina;
y
lejos de ser estéril,
producía su efecto la confirmacion dada por los prín–
cipes. Asi que no debemos extrañar que por la mis–
ma razon se solicite del papa la confirmacion de los
sínodos generales, siendo,
á
mas de príncipe tempo–
ral, cabeza de la iglesia,
y
principal encargado"de la
cjecucion de los cánones.
§. _XXIV.
Con todo, es cierto que en punto á decisiones doc–
trinales no es .permitido al papa rehusar su admision
ni derogarlas, Cl!ando han sido dadas por un concilio
ecuménico representante de la iglesia universal. De
la misma manera tampoco puede oponerse á un es–
tablecimiento de disciplina general acordado con una–
nimidad de toda la Iglesia, estando, como tantas ve–
ces hemos dicho, sujeto á la autoridad suprema del
concilio ecuménico en todo lo perteneciente
á
la fé,
extirpaci"on del cisma,
y
reforma general de la mis–
ma iglesia. Pero de "otra parte, el papa puede.por ra–
zon de su pi'Ímado,
y
como defensor de los cánones,
(
1)
Rogamos
clementiam, tuam, ut per litteras quoque ture pietatis
.ratom habeatur concilii
decreium,
.ut
sicut litteris, quibus nos convo·
cas..ti,
~cclesiam
honore pt·osecutus es, ita
eorum
finem, qure
decre·
ta sunt, obsigoes.
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