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servancia mas estricta y regular; por esto deciu con
razon Mr. de Tillet, siguiendo
á
san Bernardo, que
san Pedro no le había dejado al papa ninguna domi–
nacion, sino la solicitud 'de todas las iglesias; y que
se le llamaba: soberano pontífice, porque era el ·mas
sobrecargado de todos.
•
§.
lV.
Es verdad que Jesucristo constituyó á todos los
apóstoles, y en la persona de estos á todos los obis–
pos, en la dignidad de padtes de la fé, depositarios
y conservadores de sus leyes. Por esta causa todo
obispo está obligado á interesa1·se y tomar pm•te en
euanto interesa á la iglesia, no _ya solamente por
efecto de una caridad universal, sino tambien en ra–
zon de la autoridad episcopal, que cada uno posee
in
solid~tm
con derecho y obligacion de emplear la
parte de poder que le compete en todo lo, pertene–
ciente á la fé, di sciplina y unidad de la iglesia. Los
cuidados de los obispos, dice el gran Arnalld, no
SEJ–
circunscriben dentro de los límites de sus diócesi$,
porque no son solamente obispos de dióc(isis parti–
culares, sino de la iglesia universaL A la manera qu e
no hay mas
u
e un solo y único episcopado, parte del
cual posee caúa obispo solidariamente,
in solidum,
segun la expresion de los padres; asi Id iglesia en–
tera ha sido confiada por J-esucriste>
á
todo el célle–
gio episcopal, aunque con subontinacion de parte
de cada obispo al gefe necesario para maHienei· ·la
unidad . Por consiguiente cada obispo estrt en In obli–
gacion de apacentar su rebaño particular; pero sin
dejar de estarlo tambien en la de mirar por todo el
rebaño de Jesucristo, segun las necdidndes que pue–
dan ocurrir; .de atender
á
los male'! gcnúales de la
iglesia, lo mismo que á los particulares de su pue–
blo; y de trabajar en defensa de' la verdad
y
tlis-
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