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nuestro adversario ha confesado en términos tan esplícitos el
derecho de quehablamos como perteneciente
á
la Iglesia, pro–
sigue : «Pero esta independencia y accion esclusiva de los pas–
tores en la materia que tratamos , no debia ofender en nada
á
la majestad de los príncipes , ni inducir la mas pequeña men–
gua en sus reales derechos, pudiendo ellos, en razon de tales,
cuanto pudieran antes que se publicase la religion cristiana, y
en consecuencia impedir Jo que perturbase el órden público ,
ofendiese los derechos individuales, perjudicase
á
la prosperi–
dad nacional .... Antes de Jesucristo no tendrían que recur–
rir los gobiernos
a
ninguna autoridad para proceder en el caso
que tratamos ; y demostrado está que el Salvador no disminu–
yó en nada lo3 derechos de los príncipes , ni menguó sus fa–
cultades, y que despues de su venida conservan Lodo su poder
en igual grado para desplegarlo en la oportunidad con la mis–
ma soltura , el mismo brio y la misma independencia (7)
.»
Por
de contado notamos la calumnia que este escritor irroga al di–
vino Fundador de la religion cristiana, asegurando
que la in–
dependencia
y
accion
escl~~siva
en la fundacion de las iglesias
,
que Jesucristo dió
a
los pastores del cristianismo '
debia ofen–
der los derechos individuales, ptwjudicar á la prosperidad na–
cional,
etc. ; y es por esto que ese nuevo reformador trata de
despojar
a
los jefes de la Iglesia de tal
.independencia
y
accion
esclusiva'
y adjudicarla
a
los gobiernos civiles
a
fin de que
cesen tales inconvenientes! ¿Tan corta era la prevision del
Dios-Hombre, que no previera que la in dependencia y accion
esclusiva que daba
a
sus apóstoles y
a
sus vicarios en la tierra
de erigir obispados babia de producir tan funestas consecuen–
cias, como ha visto el Sr. Vigil? ¿tan inhumano
é
injusto se
quiere sup1mer al Salvador del mundo , que haya hecho una
institucion, cuyo
ej~rcicio
debia ofender la majestad de los
príncipes , perturbar el órden público, vulnerar los derechos
individuales y perjudicar
a
la prosperidad nacional? ¡En cuan–
tas paradojas tropieza quien tiene por norteesclusivo
a
su pro-
pia razon
!
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