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de
t_antos bienes
y
agradecidos
á
tnntos beneficios
han
(
llorado al ausentarse sns insignes bienechores y por
Actas
y Solicitudes elevadas
al
Supremo Gobierno y
á
los prelados respectivos han pedido su pern1anencia
en su seno y al.efecto
]a
fundac1on
ó
reapertura
de
Conventos
ó
Colegios,
á
fin ele
que su
m1sion
laborio–
sa y benéfica eultive las plantas de los nuevos jardi–
nes,
y
se
hnga
ext ensiva
y
perpetua
la-
en1pn~sa
de
tnoralizacion
y
santificacion
ele
los pueblos, principal
objeto de
su instituto. La
nacion entera
ha
leido con
.complacencia
y
e
di
fica.cion en los periódicos, Actas, ó
So'liciturles rle esta natura]e7.a, firmadas por las auto–
ridades,
ó
Inunicipaliclach~s,
notab11idac1es, y gran par–
te de los cindadanos de Lima,
Ou7.co,
A
requipa, Aya–
cucho, IIuancavelica, Trujllio, Cajarnarca; Huánuco,
Ica, Piura, Huaraz, Moquegua
y
otras capitales
de
provincias,
y
elevadas
á
las <--autoridades competentes .
para alcanzar el
o~jeto
indicado. Los Ilustrísimos Ar–
zobispos
y
Obispos las han apoyado
y .
decretado, los
Suprernos GobiPrnos, que se han sucedido, por espa-–
cio de treinta años, lAs han protegido, los Congresos
ó
las han
secunciado
con sus
sanciones
ó
las
han res–
petado:
y
si no todas -esas
f~1nclaciones
solicitadas han
podido realizarse, ha sido por
falta
de núrnero compe·
tente de sacerdotes,
que
no
pudo
conseguirse sin des–
membrar en rlemn.sía
Jas cornun1dades existentes.
Y
sin en1bargo
y á
pesar
de tan
patente y reconoci–
da importancia, esos
in stitutos
religiosos han tenido
y
tienen enemigos que les hacen
oposicion.
No es estra–
ño:
Jesucristo
y
s_us
A
pósto!es, autores
y
propngado–
res de la civilizacion,
Jos
tuvieron,
é
hicieron frente
á
su oposicion hasta vencerla con la paciéncia,
la.
cari–
.rlad
y
eltnartirio. Los enemigos de las corporaeiones
religioRas no pneden ser otros, que los enernigos del
Evangelio de Cri sto, cuyos precPptos y consejos ague·
Jla ~
observan j
y
cuya doctrina
y
religion
predican
y
propagan. Los
c.onocetnos bajo los notnbres
de
igno–
Tancia, in1noraliclad
é
Í1npiedad.
La
verdad evangéli–
ca es luz;
y
la luz solo
y
siernpre tiene por rivales, las
tinÍ~¿>.blas
del en:or inerédulo,
imp1o
ó
herético. La doc–
trina cristiana es santa
é
inmaculada,
y
es in1posible,
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