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La propaganda anticatólica, con audacia nunca vista
rntre r.osotr"s, bu.,ca ya los centros más poblados para
ejercerse, por medio de escuelas. de conferencias, de pe–
J
iódicos, de folletos
y
de novelas. Las biblias apócrifas
se n·pa rten con profusión y se llevan al interior, abusa n–
do de la credulidad
ó
ele la ignorancia de nuestras masas.
Las logias coadyuvan activamente
á
esa propaganda,
y,
desde algún ti<>mpo
á
eya parte, han sal ido de losan–
tros en que antes se agitaban.
Tienen un órgano de publicidad en el que se da cuen–
t<~
de sus reuniones y se menciona los nombres de sus
principales ad hnentes. Ya no se guarda la reserva que
antes era de regla, y
á
sus se!>iones se cita por los diarios.
En sus llamarlos templos se da n conferencias públicas, y
á ellas se invita al pueb lo y muy señaladamente
á
la cla–
se obrer<L
H ay pues trabajo serio
y
activo, pro,·ocación á la lu–
cha; y todo e to
á
la faz de nu estras autoridad("s,
y
sin
tener para nada en cuenta las prescripciones de nuestras
leyes.
L a Carta fundamental sanciona, es cierto, la profe. ió n
de una sola Religión que es la riel Estado, y debe tener
el am paro y protección de los poderes públicos; pero es–
te artículo de nuestra Constitución y ese aparente apo–
yo de nuestras leyes en favor de la Religión Católica,
son letra muerta por lo ge neral. En algunos casos, has–
ta gala se hace de violarlos, ya sea con pretextos ele sa–
lu bridad pública, de interés por las clases desvalidas,
ó
en nombre de una li bertad que sólo es invocada cuan–
do se trata de contener ó herir
el
sentimien to católico
de los pueblos.
Nuestros Congresos y nuestros gobiernos no han si–
do tampoco abiert;1 mente hostiles
á
la causa católica;
pero en verdad no puede decirse que se han inspirado
siempre, en sus actos y en sus resolu ciones, en los prin–
cipios y en las tendencias del Catolicismo.
uestra situación política y social, como consecuencia
del desconcierto en que hemos vivido . es por lo mismo
la más desfavorable, y con previsora mirada debemos
Yer hacia el porvenir que se presenta lleno de peligros.
Las leyes que se clan son deficientes ó inaplicables en
la práctica, casi son dictadas con desconocimiento com-