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y
entrando con el misionero en la
lucha secular con la
región motañosa de nuestro suelo, para aumentar la
ri–
queza adquirida conforme con las ideas católicas.
Entonces tendremos mayor comercio y poder. La na–
ve ligera surcará el mar fecundo impelida en alas d(' su
blanco lino.
El
campo agradecido reverdecerá, ofrecien–
do al
hombre sus rr,ullidos tapices de colores. Uoa at–
mósfera llena de vida moral lo anim:ná todo, bajo el po–
deroso soplo de Dios.
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