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Gratry ha dicho: "mucho se ha hablado de los prime–

ros tiempos del Cristianismo,

y

yo creo que estamos to–

davía en esos primeros tiempos"; sí señores, el imperio

social de Jesucristo en el mundo no está afianzado aún:

la fraternidad internacional sufre los embates horrorosos

de las guerras, la igualdad

y

la caridad no reinan entre

las naciones;

y,

como Dios saca el bien del fondo mismo

del mal, el libre examen. la razón individual, las conse–

cuencias racionalistas,

y

disociadoras del Protestantismo,

¡quién sabe, señores. si inconcientemente han jugado el

papel hi-;tórico de demostración

ad

absurdum.

de conven –

cimiento evidente de la Soberanía Social deJe ucristo!

Sí. señore,. Y el ilustre prisionero del Vaticano, cu–

ya libertad brilla más aún en medio de sus cadenas, con

el solemne

y

majestuoso

1101!

possumus,

ese Soberano del

Mundo, con una mirada de águila, con una inteligencia

digna de San Pablo, entre\·ienclo el porvenir,

y

con la

caridad infinita del Cristianismo, acaba de hacer llamada

general á todos los cristianos disidentes,

y

por encima

de las convulsiones contemporáneas, va á levantar, triun–

fante, majestuoso é invencible, el salvador estandarte de

la Unión Católica_

II

Dios quiso, señores, colocar

á

la primera pareja en la

más hermosa comarca de la tierra. En el rico

y

exalta–

do Oriente, donde el sol nace, donde brotaron las gran–

des ideas, donde surgieron

las entusiastas inspiracio:1es,

allí, señores la joya de las instituciones humanas.

Y Dios quiso coronar su obra poniendo término dig–

no de su Omnipotencia á la postrimera de sus hechuras

a l formar una sola naturaleza de elementos al parecer

inconciliables, el espíritu

y

la materia,

y

elevándolos al

orden sobrenatural. Así las corrientes de aguas vi\·as

que manaron de la Fuente Inagotable volvían á ella. sien–

do el hombre el intermedio entre las criaturas y el Crea–

dor, y ofreciendo

y

enderezando con las facultades de su

espíritu todas las obras de la creación á la mayor gloria

de Dios.

Ad

majorem

Dú ,glonam.

Se trata, pues, seña·

res, de un altísimo designio providencial en la economía

del

niverso, la cual ratifica la más elevada Metafísica,

porque de esa manera se realiza efectiva y cumplidamen-

.'ll