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tos hechos
y
consignar ciertas verdades, que se relacio–
nan estrechamente con uno de los más estrictos deberes
de la Prensa Católica,
á
saber: combatir el error.
Señores:
Cuando Dios, en su sabiduría,
y
por un acto espcntá–
neo de su voluntad, resolvió crear, en el tiempo. el Mun–
do Universo, sacó de la nada, es decir prod uj o ó causó
el ser d e las dos naturalezas: espiritual
y
corporal; de to–
dos los sert's visibles é invisibles; en un solo instante;
porque la Creación, no es movimienLo, ni mutación pro–
pia mente dicha;
y
por consiguiente, no es
suce~iva.
En–
tonces, aparecie ron esos Astros de la mañana, que can–
taban sin cesar,
y
en alta voz, las alabanzas del Altísi–
mo. (1)
En seis días. ó épocas, distinguió
y
ornamentó el Crea–
dor: esos "cielos que narran sus g lorias"; ese "firmamen–
to que nos declara las obras de sus mano ''; (2)
y
habien–
do creado la luz,
y
distinguídola de las tinieblas: "el día
enseña esa verdad al día que sigue,
y
la noche la hace
saber
á
la noche siguiente." (3)
La tierra, que al principio había estado desierta y va–
cía. quedó ri camente embellecida con admirable profu–
sión de plantas
y
animales;
y
aguardaba, tan sólo, al ser
que debía regirla
y
gobernarla.
En la sexta época, apareció el primer hombre, Adán ,
creado á imagen
y
semejanza de Dios,
é
inexterminable;
como así mismo la que fué su compañera, carne de su
carne
y
hueso de sus huesos.
Adán, ha conocido todas las verdades que están vir–
tualmente contenidas en los primeros principios;
y,
por
tanto, ha poseído todas las ciencias que el hombre pue–
de naturalmente saber ó adqu irir. Además, como desti–
n;¡do á un fin sobrenatural. ha estado en posesión de los
conocimientos que le eran indispensables para u direc–
ción moral
y
la de sus descendientes. Todo, en él, esta·
ba perfectamente sometido á la razó n. ¡Dichoso estado
(1) Lib. de Job.
(2)
Li b. de los Sal.
('l) Id .